melbourne - “Igual perdí la referencia y frené tarde”, explicó Fernando Alonso, con una ligera cojera. Esa aparente nimiedad, perder un instante la referencia en una carrera de la Fórmula 1 que puede llegar a durar dos horas, puede implicar la peor de las fatalidades. Aunque en esta ocasión el piloto asturiano tuvo a la fortuna de su parte y salió ileso del que puede ser el accidente más espeluznante de su carrera deportiva.
Corría la vuelta 18. Alonso peleaba por la novena plaza con Esteban Gutiérrez mientras el McLaren y el Haas enfilaban la tercera curva del circuito de Albert Park. El asturiano vibraba de emoción ante sus posibilidades. “Íbamos muy juntos, demasiado pegados. Cogí el rebufo de Esteban”, explicó el asturiano. Cuando de pronto, “perdí la referencia de la curva”, añadió, “ir tan cerca de él no me dejó ver el punto de frenada. Frené muy tarde y me lo llevé por delante”. Alonso, que apuraba la frenada para la entrada de la curva de derecha por la zona exterior, impactó con su morro con el neumático trasero izquierdo del bólido del piloto mexicano. Perdió el control y salió despedido contra el muro, se estrelló y dio tres vueltas de campana antes de volver a estrellarse contra otro muro. “Vas a 315 kilómetros por hora y siempre te juegas la vida. Si coincide mal el golpe, igual tienes un problema serio”, advirtió. Acababa de salir ileso de un percance terrorífico.
“Estoy contento de poder estar hablando aquí y con ganas de que pase rápido este fin de semana para volver a subirme al coche”, continuó Alonso, sabedor de que acababa de esquivar la desgracia. “Soy consciente de que hoy he gastado una de las vidas que me quedaban”, expresaría en las redes sociales, lanzando agradecimientos al equipo y a la Federación Internacional de Automovilismo por las medidas de seguridad con las que convive la Fórmula 1.
Impresionado quedó Gutiérrez, que vio al McLaren adelantarle como un proyectil totalmente descontrolado, desbocado, a merced de las fuertes inercias. “Tuve mucho miedo al ver cómo quedó el coche de Fernando”, confesó el mexicano. Y es que, como dijo Alonso, este accidente fue “más fuerte que el de Brasil 2003, seguro”. Aquel día se dio el que para muchos venía siendo el percance más peligroso de su carrera.
En Australia, Alonso tuvo tiempo de temer por su integridad mientras permanecía proyectado envuelto en un amasijo de hierros. “Tienes un pelín de miedo tras le primer impacto y al verte por el aire solo piensas: ‘que aterrice bien, no contra el muro o con la cabeza’. Parece que nunca vas a terminar de dar vueltas, pero bueno, en cuanto paré vi un hueco para salir y me dije: ‘sal rápido que querrán verte desde casa’”, atestiguó, evidentemente decepcionado por no terminar la primera carrera del año, en la que gozaba de grandes opciones de sumar puntos, lo que el año pasado no consiguió en McLaren hasta la novena carrera del año.
“La verdad es que estoy algo decepcionado por no acabar la carrera y coger puntos, y por el destrozo del coche. El destrozo es grande y habremos perdido una unidad de potencia, pondremos la segunda ya en la siguiente carrera, pero también estoy contento de estar aquí hablando”, comunicó, después de salir ileso de quizás el percance más peligroso de su trayectoria profesional.