MADRID. En la ficción, Teresa Perales interpreta a Soledad y, aunque en algún momento de los diez minutos que dura la producción de la Fundación Telefónica, La Fábrica y Películas Pendelton mantiene su habitual sonrisa, el relato lleva a la nadadora del humor al enfado, de la sorpresa a la broma y del miedo a la carcajada.

Compartir escena con los actores Javier Gutiérrez, Hugo Silva y César Maroto es un reto más en la trayectoria de Teresa Perales, quien aspira a engrosar el próximo verano en Río de Janeiro un palmarés que ya reúne 22 medallas en Juegos Paralímpicos.

"Entreno mucho la parte mental y en mi parte mental solo entra eso: estar en el podio. Me veo todos los días en el podio, ganando", aseguró en una entrevista a EFE.

¿Qué ha sentido al verse en la pantalla durante la proyección de 'Servicio técnico'?

He sentido un poco de vergüenza. No me gusta verme en la tele, pero hoy tenía muchas ganas de ver el resultado. Me ha gustado mucho. Ha sido una experiencia increíble. No me importaría repetir.

¿Le motiva afrontar desafíos que se escapan de su día a día como deportista?

Me gusta dar oportunidad a otras cosas. Esto era también un poco como la vida, que te plantea una situación que te desborda y no sabes cómo la vas a resolver. Pero le pones ese puntito de humor y así todo se ve mejor.

¿Qué supone ser dirigida por el cineasta Javier Fesser?

Ha sido todo un honor. No es entrar por la puerta chiquitita, sino a lo grande. Eso también me dio tranquilidad. Sabía que si él confiaba en que lo podía hacer era porque realmente lo podía hacer. Me ha gustado que me exigiera como a los demás y me ha encantado compartirlo con el resto del reparto. Ha sido bonito.

¿Necesita retos que se escapan de lo meramente deportivo?

Estos retos me hacen desconectar un poco. En el día a día, cuando es la parte deportiva la habitual, son muchos metros de piscina, muchas horas debajo del agua. Vienen bien retos así.

¿Qué espera de su próximo gran reto, los Juegos de Río 2016?

Tengo ganas de dedicarme exclusivamente a entrenar, de no tener distracciones. Ya me queda poquito para irme a Sierra Nevada y enclaustrarme allí en esa 'cárcel', con cariño. Me va a venir muy bien. Estos seis meses que quedan se van a pasar superrápido y cuando me dé cuenta estaré preparando la maleta para irme a Río.

Con 22 medallas paralímpicas en la mochila, ¿es sencillo seguir fijándose nuevos objetivos?

No me cuesta mucho encontrar excusas y ahora tengo una muy buena, que es que mi hijo me vea desde la grada y empiece a gritar: 'Mamá, campeona, vamos'. Nano es mi motor.

¿Le verá ganar medallas en Río?

Entreno mucho la parte mental y ahí solo entra eso: estar en el podio. Me veo todos los días en el podio, ganando.

¿Se atreve a hacer un pronóstico?

Quiero ganar tantas medallas como pruebas compita. No sé si cinco, seis o siete, pero en todas ellas me gustaría ganar medalla. No sé lo que pasará, depende de las marcas que haga en el Europeo. Ahí tomaré la decisión definitiva. Vistas las marcas, lo intentaré en las que me permitan estar en el podio.

¿La comparación con Michael Phelps le ha ayudado?

Me ha venido muy bien. Ha dado el titular y la gente me ha conocido más. Si no, hubiera pasado desapercibida, como lo hice con 16 medallas. Entonces nadie me conocía.

¿Qué cree que ve la gente en usted?

Espero que la gente vea en mí más que las medallas. Detrás de cada medalla hay una historia y detrás de cada historia hay esfuerzo, superación, muchas experiencias vividas. Espero que puedan ver que todo es posible si te comprometes con los sueños.

¿Los premios Princesa de Asturias podrían ser un escenario perfecto para reivindicar ese mensaje?

Es una forma de romper barreras. Yo no soy más que un altavoz del deporte paralímpico, una entre miles de deportistas. Ser candidata a los premios Princesa de Asturias hace que me sienta privilegiada. Es un honor y no sé cómo agradecérselo a Vicente del Bosque y a los deportistas que han firmado la candidatura. Ya me he llevado el premio, que es que me hayan propuesto.