Altsasu - “Esto tiene un sabor especial y, para mí, la alegría sería doble si nos clasificáramos”, confiesa Abel Barriola. Asentado en el frontón Burunda de Altsasu, una cancha con suelo irregular, complicada, y unas gradas que se cierran sobre el pelotari, el zaguero de Leitza, con 18 primaveras en la profesión, habla de la ilusión que genera afrontar el Parejas de Primera junto a Ezkurdia. Les queda solo un encuentro en el que se juegan el todo por el todo. “Joseba pelea día a día y se lo merece. Personalmente, jugar con un pelotari joven, además, me gusta. Tenemos una complicidad especial y me hace ilusión”, advierte el guardaespaldas de Aspe. Lo cierto es que el encuentro del domingo en la cancha de Sakana tendrá un aroma muy distinto por la importancia del resultado. Y es que, los dos duetos dependen de sí mismos para alcanzar la liguilla de semifinales del campeonato e, incluso, dependiendo de lo que suceda el sábado con el envite entre Irujo-Rezusta y Artola-Albisu, podrían clasificarse los dos. Pero eso es harina de otro costal y entran en juego las calculadoras.
Así las cosas, analiza Barriola que “nosotros no estábamos en las quinielas y estamos aquí con todo merecimiento. Este era nuestro objetivo y saldremos a tope a por él. Las semifinales son un premio grande”. “Para mí es el partido del año y, a estas alturas, estar peleando por entrar en semifinales es toda una inyección de moral”, certifica el leitzarra, quien añade que “no sé si es el Parejas más duro, pero sí que es especial. Sé que estoy en la recta final de mi carrera y se remueven emociones. Tengo la ilusión de que no sea mi último partido del campeonato”.
Al frontón de Altsasu, por otro lado, lo califican los pelotaris como una cancha distinta. Revela Oinatz Bengoetxea, que ha jugado pocas veces en profesionales pero se ha bregado bien en aficionados en el Burunda, que “tiene un suelo que es irregular y exigente”. “Tienes que estar muy puesto en el partido, porque el cuero puede hacer algunos extraños. No es el más noble que hay”, sentencia Oinatz. Los actuales campeones dependen para pasar de ganar su partido o, en caso negativo, del tanteo. “Tenemos que olvidar los cálculos. Lo planteamos como si fuera a cara o cruz. Una eliminatoria”, concreta el manista de Asegarce, quien apostilla que “no sé si es una final anticipada, pero las dos parejas sabíamos que íbamos a andar peleando hasta el final. Se preveía que podíamos jugárnosla a una carta en el último partido”.
Por ello, recita Bengoetxea VI que se trata de un “partido especial”. “Este Parejas es una maratón de catorce partidos y nos ha tocado disputar todo en el último día. Es distinto y lo plantearemos de esa forma. Vamos a echar el resto, porque entrar en semifinales sería un gran premio. De todos modos, como no es seguro que pasemos, vemos este duelo como el último de nuestro campeonato”, desgrana el navarro. De todos modos, la historia se repite para Oinatz y Untoria, que ya tuvieron que cerrar su clasificación el curso pasado ‘in extremis’ en Irun, donde Irujo-Barriola podían meterse con pocos tantos. Un golpe del destino.
Ezkurdia y Oinatz, sin taco Por otro lado, en la elección de material de ayer en Altsasu, ni Oinatz Bengoetxea ni Joseba Ezkurdia se calzaron tacos. El pelotari de Asegarce lleva todo torneo de Parejas a vueltas con las manos y no peloteó por precaución. El de Arbizu, por su parte, optó por no vestir sus herramientas porque entrenó el miércoles “muy serio” y hará lo propio hoy.