Vitoria - Pala, paleta argentina, balonmano... ¿Cómo da para todo?
-Y de pequeña estuvo un mes en una escuela de fútbol, pero no daba para tanto. Me he coordinado con los entrenadores para poder organizarme e ir a todo. Cuando veo que estoy cansada y no tengo fuerza para ir a algún entrenamiento, nunca me ponen ningún problema.
Dos deportes que son como noche y día. Dentro y fuera de la cancha.
-Extremos opuestos. En balonmano somos algo más que un equipo y todas nos llevamos fenomenal. En pelota no tienes ese lazo más allá de tu compañera. Son rollos diferentes.
Algún día aparece en un entrenamiento del Eharialdea con la pala y...
-Si alguna me da fuerte, igual te dan ganas de cogerla y...
Juega como pivote, ahí se pega mucho.
-Además soy pequeñita, pero rápida. Se da. Y fuerte. Yo el primer año luchaba por estar de pie, no por coger el balón. Me metían cada empujón... Ahora ya le he ido pillando el truco, tienes las piernas más fuertes, interpretas mejor el juego y me dedico a moverme más para que no me cojan. Es una posición en la que somos muy guarros jugando. Yo soy de la idea de que cuando me dan, doy; pero siendo siempre deportiva.
¿Y cómo se organiza, sobre todo la cabeza?
-La cabeza, a gusto. Como me lo paso bien... Cuando te gusta algo no te importa hacerlo. Te cansas, pero siempre quieres seguir jugando. Por ahora, lo llevo bien. Soy muy impetuosa y me gusta hacer y jugar y mejorar y seguir.
Pues quien la conoce dice que es bastante despistadilla.
-Mucho. En los entrenamientos de balonmano el entrenador siempre me tiene que recordar que me quite los pendientes, que un día me voy a quedar sin oreja. La licencia de pelota me la he dejado algunas veces en casa y sin ella no puede jugar. En Argentina perdí el pasaporte y me tuve que quedar allí sola un día más... Fui la comidilla durante un tiempo.
¿Y de dónde salen las horas para entrenar todos los días, algunos a dos deportes diferentes y después el fin de semana jugar a tres cosas distintas?
-Las mañanas las tengo dedicadas a mis estudios, la primera parte de las tardes la tengo dedicada a hacer trabajos y a partir de las siete empiezo con los entrenamientos. Muchas veces tengo que empalmar uno con otro, pero cuando tengo un hueco entre los dos me apaño también para estudiar y hacer trabajos.
Pillarla en el sofá es complicado.
-A la noche. En cuanto llego a casa, ceno y me tumbo en el sofá. Caigo redonda.
En su casa funcionará bien la lavadora.
-Eso hay que preguntárselo a mi ama, que no da abasto. Siempre me dice que todo el rato le estoy llevando ropa para lavar.
Le querrá echar rápido de casa.
-Parece que todavía no, que quiere que siga en casa.
La hermana mayor también estará cansada de usted porque le gana muchas veces.
-Tenemos piques y siempre fastidia que te gane tu hermana, más aún cuando es la pequeña, pero ella también me gana. Nos llevamos bien y sabemos aceptarlo. Nos invitamos a cenar y fuera. Me gusta más jugar con ella que contra ella. Hay una complicidad especial.
Usted pertenece a ese grupo de mujeres, antes reducido y ahora mucho más amplio, amantes del deporte en toda su extensión.
-Las chicas que somos de deporte, somos muy de deporte. Yo me he dado cuenta que a las chicas que nos gusta el deporte somos unas culos inquietos y generalmente nos gusta probar de todo. Lo que pasa es que por lo general la gente no tiene tanto tiempo para practicarlo.
Precisamente tenía decidido estudiar Educación Física, pero una lesión le impidió presentarse a las pruebas de acceso y eligió entonces Magisterio.
-Me lesioné la rodilla justo dos semanas antes de las pruebas físicas y sin esas pruebas no podía entrar. Tenía la nota, pero... En Magisterio el último año tenía especialización deportiva y me pareció una alternativa muy buena porque también me gustan mucho los niños. Ahora no lo cambiaría. Alguna vez he pensado que me podría reenganchar, pero ahora igual opto por cursos diferentes.
Está a punto de recibir el título que le convertirá en profesora.
-Me queda un mesecito. Después de cuatro años, tienes ganas de acabar. A ver si hay suerte y puedo ejercer de lo mío, ya sea de tutora o de profesora de educación física. Ahora que soy joven, me gustaría empezar con la educación física y luego con los años... Ahora la cosa está complicada para encontrar trabajo, pero siempre hay esperanza. Además jugar en un equipo de Segunda División o el nivel que tengo en pala son cosas que en el currículum destacan.
Enseñar educación física con veinte años está muy bien, pero con cincuenta enseñando a hacer el pino o volteretas...
-La verdad es que no lo veo. Por eso no he centrado todo en mis estudios en el deporte. Ahora estás a tope físicamente y puedes hacer muchas cosas y enseñar, pero veté tú a saber cómo voy a estar dentro de unos cuantos años.
¿Se frustraron sus planes cuando no pudo entrar en IVEF o supuso abrir la mente a un futuro distinto al que preveía?
-Siempre ha sido mi gran espinita haberme lesionado antes de las pruebas de acceso cuando ya no nos jugábamos nada. Siempre dices que no tenías que haber forzado tanto, pero... Al principio le daba muchas vueltas, pero al final el destino ha querido que haga Magisterio y he estado muy a gusto estos cuatro años en la carrera. Ahora mismo no lo cambio. Así ha pasado y así hay que asumirlo.
El balonmano femenino en su categoría no da dinero, ¿la pelota en su nivel?
-Dinero no da, pero cuando juegas a un nivel alto ya te pagan los kilometrajes y en algunos torneos ya te dan algo. No ganas muchos, pero por lo menos te dan las gracias de otra forma. En pelota mano masculina es otra cosa, ya se sabe que los chicos siempre ganan más. Pero no me quejo, siempre que me he ido contenta.
¿Piensa alguna vez que si hubiese sido chico podría haberse ganado la vida con esto?
-Yo me habría dedicado a pelota mano y sería la leche, pero como no hay de chicas... Así por lo menos no acabo con las manos hinchadas y todo feas.
¿Cómo es un vestuario de pelota y cómo uno de balonmano?
-En el de pelota solo somos dos y no tienes esas risas y el cachondeo de un equipo, pero si te llevas bien con la compañera también estás a gusto, aunque con la contraria no tienes apenas contacto. En el Eharialdea tenemos un vestuario muy especial. Muchas llevamos juntas desde pequeñas y hay una gran relación. Pero con las mayores, con las que solo llevo tres años, la relación es muy buena porque son cercanas y siempre nos han integrado.
Estuvieron hace poco en Tenerife en plan viaje de fin de estudios.
-Fue genial. Salimos de aquí nevando y allí había treinta grados. Playa, piscina, tomar el sol, bañarnos... Antes del partido descansamos bien y después, como ganamos, pues a celebrarlo. Y por la mañana antes de volver, otro bañito. Fue el fin de semana perfecto. Este mes repetimos.