Asus 42 años, Mikel Odriozola (Errenteria, 1973) es consciente de que está escribiendo el epílogo de su carrera. El marchador no se conforma con acabar de una manera discreta, en la sombra y quiere despedirse a lo grande, rodeado de los suyos y en el mejor escenario posible: los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Para ello, mañana peleará por lograr la mínima olímpica en el Campeonato de España de Marcha que se celebra en Motril. En caso de no conseguir su reto, las opciones de que esta sea la última carrera profesional del errenteriarra aumentarían, pero él no piensa en ello, al igual que cuando se calza las zapatillas solo mira hacia delante, hacia su gran objetivo y siempre con la intención de seguir sin parar. La cinta de meta de la trayectoria de Odriozola está en Brasil, no en Granada. Odriozola es consciente de que este es su año y toca centrarse exclusivamente en la preparación. “Hasta hace dos o tres años, siempre hacia las concentraciones fuera de casa y en altura. Esta temporada he hablado con la familia y al ser la última hemos decidido que sea así. Pusimos las cosas claras y esperemos que mañana se vea”, relata. Los últimos sacrificios antes del baile final. Con la familia en casa, el atleta guipuzcoano viajó a Sierra Nevada, Sudáfrica y Benicasim para realizar su preparación, dedicándose exclusivamente a “entrenar y descansar”. Los resultados se conocerán mañana pero el de Errenteria tiene un buen pálpito de cara al Campeonato de España: “Estando tan bien cómo estoy y con un pelín de suerte, estoy bastante confiado para conseguir mi objetivo el domingo”. En esta ocasión, y a diferencia de los últimos años, el Campeonato de España de Marcha se disputará sobre los 50 kilómetros, 15 más que en las otras ocasiones, una circunstancia que beneficia al propio Odriozola. “Por la experiencia que tengo me viene mejor que a la gente que debuta en esta distancia, que tomará la prueba con más respeto. Me tengo que aprovechar de ello”, argumenta. Todos los factores hacen que el atleta de Errenteria parta como claro candidato a lograr la mínima, sin embargo, ese gusanillo se mantiene, unos nervios que ni las innumerables carreras disputadas pueden borrar. “Siempre existe esa sensación y a veces es bueno que haya tensión. Si todo va bien será mi penúltima carrera, y ya tengo superadas esas cosas”, añade Odriozola.