MELBOURNE - Novak Djokovic alcanzó ayer a Roy Emerson como el tenista que más veces ha ganado el Abierto de Australia y con su sexto triunfo en Melbourne también igualó a Rod Laver y Bjorn Borg con once títulos de Grand Slam. El serbio ha impuesto un dominio tal que si estuviera un año entero sin jugar aún sería número 1 del mundo. Andy Murray, en su quinta final en Australia y cuarta ante Djokovic, tampoco encontró la manera de tumbar al serbio porque seguramente tenía demasiadas cosas en la cabeza. El esfuerzo de la semifinal ante Raonic se unió al problema de salud que sufrió su suegro, al interés por la final que jugó su hermano en dobles y a la inminencia del nacimiento de su primer hijo, que le obligó a mirar cada día planes de vuelo.
Todo eso se dejó notar en un primer set en el que Djokovic, en apenas media hora, voló sobre un Murray lento y descentrado que para cuando quiso entrar en el partido lo tenía ya fuera de su alcance. Si ya se ve casi imposible ganar al de Belgrado en esta etapa de su carrera, con un set abajo aún más. El escocés, como suele, prefirió pelearse con todos y con todo, lo que le hizo perder algunas oportunidades de dar la vuelta a la situación. Novak Djokovic ganó de nuevo la batalla mental y sin inmutarse fue anotando en su casillero los puntos que marcaron la diferencia en una final poco brillante y con escasos puntos para recordar.
El balcánico no necesitó su mejor versión para ganar por décima vez en sus últimos once duelos ante Murray. Solo tuvo que ser sólido para contener a un rival irregular que no capaz de enlazar ocho-diez puntos al máximo nivel para creer en sus posibilidades. Andy Murray se adelantó por 5-4 en el larguísimo segundo set, pero Djokovic no cedió dentro de una tónica que ya se parecía a lo que esperaba de largos intercambios y pocas concesiones. El número 1 enlazó tres juegos en los que el escocés acumuló errores que fueron su perdición. Con dos sets en contra, la cosa estaba ya imposible. Murray tomaba riesgos a ratos, en otros se contenía, mientras Djokovic seguía sumando, incluso con sus segundos servicios. El desenlace llegó al tie-break que el de Dunblane regaló con dos dobles faltas.
Nada más acabar, Andy Murray pudo, al fin, coger un avión de vuelta a Escocia mientras Novak Djokovic recogía todos los laureles como séxtuple campeón del Abierto de Australia. “Siento que puedo seguir creciendo y progresando. Trabajaré para ello y si sigo trabajando tendré más oportunidades aquí y también en Roland Garros”, afirmó el imparable serbio, dejando claro cuál es el siguiente objetivo. A los demás les toca buscar el antídoto contra un jugador que de los últimos 21 Grand Slams ha ganado diez y ha jugado otras seis finales.