Las piedras deslizándose por la pista a una velocidad calculada al milímetro, el sonido de los cepillos barriendo el hielo y voces gritando órdenes sin parar. Es el sonido del curling. Un deporte en el que la precisión es fundamental y se juega en equipo, similar a los bolos ingleses o la petanca. Una modalidad en la que la calidad se impone a la cantidad en Euskadi. Los jugadores vascos están en la cima a nivel estatal y cuentan con Sergio Vez como uno de los referentes. El vizcaíno compagina sus estudios de Ingeniería Industrial con los entrenamientos que realiza en la pista de hielo Txuri-Urdin de Donostia. Las horas de preparación son menos de las ideales, las infraestructuras en España son mínimas y Vez debe aprovechar estos pocos recursos para poder seguir con su altísimo rendimiento, un nivel que le ha valido para hacer historia al conseguir la primera medalla para España en un Mundial, al conquistar el bronce junto a su prima, la vitoriana Irantzu García, en la categoría de Dobles Mixtos en la competición celebrada en Escocia en 2014.

Vez conoció el curling por casualidad y llegó a él de rebote, consecuencia del aburrimiento de unos familiares que descubrieron a sus hijos un deporte nuevo. “Nosotros hacíamos patinaje artístico en Vitoria y nuestros padres se tenían que quedar en la cafetería o en la pista de hielo pasando frío. Por eso decidieron buscar una actividad lúdica para pasar el tiempo”, cuenta ahora el vasco, que no hubiera conocido este deporte si no llega a ser por la familia. “Mi tía lo encontró y vinieron de Andorra a dar un clinic. Nos apuntamos toda la familia, hasta mi abuelo, que con 65 años ahí estuvo y me acuerdo que se dio un trompazo enorme”, recuerda. Y lo que iba a ser una prueba para pasar un rato agradable cambió completamente la vida de Sergio: “Compaginamos el patinaje con el curling hasta que poco a poco terminamos haciendo solo curling. Es un deporte que engancha muchísimo. Se empieza por curiosidad, pero al final se va mejorando y la gente se pica”.

Los éxitos no tardaron en llegar y con solo trece años Vez se convirtió en campeón de España y además tuvo la oportunidad de acudir a la localidad finlandesa de Vierumaki para disputar su primer Campeonato del Mundo. “Era todo una burbuja. Ganamos en España y no me lo creía. En el Mundial jugábamos contra jugadores de cerca de 40 años y la gente nos animaba mucho a nosotros. Casi nos daba igual si fallábamos y el último partido lo ganamos, fue muy bonito”, explica el vizcaino. A partir de ahí todo fue llegando sin prisa pero sin pausa y la joven promesa del curling vasco se convirtió en una realidad. “Ha sido todo poco a poco, europeos, mundiales, el bronce, la medalla al mérito deportivo... pero lo que más me ilusión me hizo fue la llamada de BAT Basque Team, que alguien confíe así en mí ha sido el mayor premio”, narra con satisfacción.

Demasiadas dificultades Aun así, lograr todo esto no ha sido sencillo. Los equipos punteros cuentan con infraestructuras mucho más desarrolladas y mientras las principales potencias europeas como Suiza cuentan con más de 60 pistas exclusivas para el Curling, en España no existe ni una que esté abierta durante todo el año. “Ser profesional en el curling es muy difícil tanto aquí como en todo Europa. Luego, nosotros solo tenemos una hora y media de hielo y en unas condiciones malas. Además, es duro tener que venir desde Bilbao a Donostia todos los días y alguna vez me he tenido que quedar a dormir cerca de la pista de hielo para poder entrenar al día siguiente una hora a las siete de la mañana”, afirma Vez, que por una parte entiende por qué su deporte vive en esta situación: “Es frustrante vivir así. Aunque luego pienso que solo somos unas 150 personas federadas y hay que darse cuenta de que es más difícil que nos den dinero”.

Con todo, Vez tiene claro que todo esto le merece la pena y ahora mismo no mira mucho al futuro: “Cuando acabe la universidad igual me tengo que plantear dejarlo, por eso de momento quiero disfrutarlo. Aunque no me gusta pensar mucho en ello”. El futuro no importa, este basauritarra solo piensa en el presente, aun así, hay una próxima meta que mira con ansia, un reto mayúsculo: “Como todo deportista sueño con poder participar en unos Juegos Olímpicos”.