en Italia, demasiadas historias confluyen en la mafia, que es un producto típicamente italiano, como el Ferrari, las pizzas y su museístico pasado. En esa Italia, donde la mafia creció hasta las entretelas del Estado, cuando no por encima de él y proclamó su propio estado, sobresalía un ídolo, Marco Pantani, el más emocionante ciclista para la cuneta. El Pirata era la Italia que gritaba pasión, entusiasmada ante un corredor al asalto, valiente, a toque de corneta. La bandera pirata era la de Pantani, señalado para la gloria del Giro de 1999. Aquella carrera le pertenecía hasta que a un palmo de Milán, en Madonna di Campligio, el hematocrito, muy por encima del límite establecido, corrompió el mito de Marco. Excluido del Giro, descascarillado el personaje, el ciclista alado, un Pegaso, asomó el hombre sensible y vulnerable que arrugaba los hombros y clamaba su inocencia. Pantani era un Ícaro al que se le quemaron las alas. Falleció años más tarde en un hotel de Rimini, el día de los enamorados, el de San Valentín de 2004, por una sobredosis de cocaína y antidepresivos en una habitación anónima del Le Rose, un hotel de 60 euros la noche. Pantani, solitario, depresivo, la mirada en ausente, gordo, era un fantasma cuando decidió desvanecerse, colapsado su organismo.

Sin embargo, su muerte, dicen comenzó en Madonna di Campiglio. “¿Qué has hecho, Marco? Tu hematocrito es del 52%. Estás fuera de carrera. Nunca ganarás este Giro”, le dijo su director Giusseppe Martinelli cuando supo que la analítica había superado el límite. La noche anterior, el hematocrito de Pantani no alcanzaba el 50% según mantenía el médico del equipo. El Pirata, que dominaba el Giro de punta a punta a la espera de recolectarlo en Milán, reaccionó con rabia ante la fatal noticia. Con su puño rompió su reflejo en el espejo del baño de su habitación en el hotel Touring, donde se hospedaba el equipo. Después de la rabia, Pantani se encogió, deshabitado, allí comenzó su funeral. “Todo es una conspiración. Todos saben cómo van las cosas en el ciclismo, pero han querido golpearme solo a mí”, dejó escrito Pantani en algunos de los papeles, frases perdidas, en Le Rose. A la soledad de aquel tres estrellas le arrastró la expulsión del Giro.

Enterrado Pantani, comenzaron las teorías, con más o menos soporte, sobre su muerte. En la década que ha transcurrido desde su fallecimiento, se sucedieron las investigaciones en Italia. La última de ellas, de la Policía antimafia, conduce a la mafia, según la información de La Gazetta dello Sport, unas pesquisas que tratan de descubrir si la exclusión del Giro de Pantani en 1999 por exceso de hematocrito corresponden a una maniobra de la Camorra napolitana para proteger las apuestas ilegales que engordaron en aquel Giro y que, supuestamente, reportó grandes beneficios a la mafia, que había apostado en contra del triunfo del corredor. En septiembre, el mismo rotativo italiano confirmó que la policía napolitana había grabado la conversación de un miembro de la mafia de Nápoles confirmando la teoría de Renato Vallanzasca, un criminal que cumple cuatro cadenas perpetuas y que sitúa la expulsión de Pantani dentro del negocio de apuestas ilegales de la mafia desde tiempo atrás. Vallanzasca ofreció tres posibles nombres de mafiosos involucrados en el amaño que le habrían dicho que “apostasen por los rivales de Pantani porque este no llegaría a Milán”. La policía interrogó a esos hombres, pero todos negaron la declaración de Vallanzasca. El diario deportivo explica, no obstante, que uno de los tres criminales fue grabado asegurando que “la historia de Vallanzasca es real. Creía que era un hombre de honor, pero es un pedazo de mierda que habla con los carabinieri”.

Interrogatorios Con estas señales luminosas parpadeando en la negra historia de la muerte de Pantani, la policía de Forli ha interrogado a ciclistas, miembros del equipo y a los doctores que tomaron las muestras al Pirata, para conocer si puede haber algo cierto en las acusaciones sobre una posible manipulación de la muestra de sangre del ciclista italiano. Las investigaciones tratan de descubrir si la muestra pudo ser manipulada o contaminada de alguna manera para elevar el nivel de hematocrito de la sangre extraída de Pantani mediante una técnica denominada deplasmación que serviría para alterar la concentración de hematocrito. Sin embargo, estas hipótesis han sido ampliamente desestimadas desde otros sectores. Investigaciones previas de la policía de Trento no dan credibilidad a esas afirmaciones y son numerosas las voces que desechan que existiera ningún tipo de complot o conspiración en la trágica muerte de Pantani. La investigación de Rimini concluyó que fue una sobredosis de cocaína y antidepresivos después de un encierro de varios días abusando de las drogas lo que cortó la respiración a Pantani.