Vitoria - El año pasado no se disputó la final por la lesión en el aductor de Unai Alvarado pero hace dos, Mikel Rafael tuvo que pelear hasta el límite para ganar. Más al límite aún debió jugar ayer el campeón para ganar por 22 a 19 a su más encarnizado rival en la cancha. Rafael fue casi siempre por detrás, otra vez, con desventajas de 4-8 y 10-16 en el electrónico del Ogueta, pero, como en ocasiones pasadas, poco a poco fue limando las desventajas y minando la moral del contrario para imponerse en el tanteo definitivo. Rafael es un petrolero de dimensiones gigantescas que tarda en salir de puerto pero que, ya en mar abierto, coge velocidad de crucero y no hay quien lo pare. Por su parte, Alvarado, dos veces campeón del GRAVN, ha estado este año un poquito más cerca de ganar. Lo tuvo otra vez en la mano y otra vez se le escapó. Con 12-16 en el marcador, Rafael enganchó unos buenos saques, igualó, se distanció y entró en puerto de destino con cierta ventaja bien sustentada al final. No hay quien pueda con las armas que se gasta el chico de la Federación, más veterano pero más chico si cabe.
resto de finales Si la pelea en senior fue ayer antológica, más pelea que calidad, pero mucha tensión y dureza hubo en las categorías inferiores. No puede decirse que Álava se haya rendido, ni tan siquiera que haya bajado los brazos en categoría cadete, pero Duoandikoetxea estuvo enorme para ganar 18-7. El chaval de Amurrio no pudo explotar su golpe de derecha porque el pelotari de Herriaren jugó de manera superlativa. En juveniles, más de lo mismo y casi igual: Altube se impuso en el duelo entre compañeros del club Txukun Lakua (22-10) a base de fuerza y calidad. El zurdo estilista, el más joven de los dos combatientes no estuvo al nivel que la cátedra confiaba y la evidencia le alejó demasiado en el marcador.
Por último, en la cuarta de las finales individuales, en la modalidad de pala corta, el veterano Tomás Lakalle ganó su partido al aspirante Oier Sáez de Cámara por 35 a 23. La veteranía es un grado y un punto en contra de quien viene por detrás y no aprovecha la juventud en contra de la experiencia del rival.