LONDRES - El All Black Sonny Bill Williams cumplió dos sueños el domingo en el Twickenham Stadium de Londres. El primero, el suyo. Su selección, Nueva Zelanda, se impuso en la final del Mundial de Rugby a Australia. El segundo sueño que hizo realidad fue el de Charlie Lines, un chaval de 14 años que saltó al campo a abrazar a su ídolo pero fue placado por un miembro de seguridad. Sin embargo, no solo se llevó el deseado abrazo, sino también un recuerdo que jamás olvidará.

Sonny Bill Williams -también conocido como SBW- ayudó al niño a incorporarse, le dio un sentido abrazo y le condujo hasta la grada donde esperaba la madre de Charlie.

Entonces, y ante la atenta mirada de las cámaras, SBW se quitó del cuello su medalla de ganador y se la puso al adolescente. Enorme gesto de un enorme jugador. Mientras tanto, Charlie no daba crédito y su cara de felicidad lo decía todo.

“Agarré al niño, lo llevé de vuelta con su madre y traté de que tuviera una noche memorable. Mejor que la medalla cuelgue de su cuello que del mío”, aseguró Williams.

“Estoy seguro que lo recordará. Estoy contento porque sé que lo apreciará”, recalcó.

El domingo, en la Catedral del Rugby, Sonny Bill Williams demostró que con un pequeño gesto se puede mejorar la vida de la gente, alejándose de la imagen fría y distante de los deportistas de élite.

“Cuando sea mayor podrá contar la historia a sus hijos”, concluyó.