santander - La medicina contemporánea huye de los ejercicios de fe para responder solo ante hechos concretos, científicamente rigurosos. Una cadencia, sin embargo, extraordinariamente lenta a la que solo se accede después de años, décadas, de sesuda investigación. Acostumbra a decir en este sentido el vitoriano Eduardo Anitua, uno de los galenos más prestigiosos de su tiempo y el fundador del laboratorio BTI, que cualquier avance en Medicina exige un mínimo de diez años, cinco para desarrollar una investigación básica y otros cinco para un trabajo clínico. Pues bien, en su caso y en su tema de estudio -las terapias regenerativas a través del plasma-, hace ya dos décadas que inició el camino “de una nueva era en la medicina moderna” junto al también galeno alavés Mikel Sánchez, con quien forma un extraordinaria pareja que desde el lunes trata de concienciar a la comunidad científica no ya de las bondandes científicamente demostradas del tratamiento con plasma rico en factores de crecimiento, sino de la necesidad de “abrir los ojos” por parte de las autoridades sanitarias para que las terapias regenerativas se implanten en la sanidad pública.
Esta declaración de intenciones acaparó gran parte del dicurso que ambos trasladaron ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, donde se dieron cita algunas de las eminencias internacionales en campos como el de la traumatología, ortopedia y medicina deportiva como Ramón Cugat, exjefe de los servicios médicos del F.C. Barcelona, o el doctor Omer Mai-Dan, especialista de la Universidad de Colorado (EEUU) que ha tratado a lo largo de los últimos años a muchas de las estrellas del deporte estadounidense. Todos ellos recalcaron en sus exposiciones los beneficios de las terapias regenerativas y la necesidad de implementarlas en los hospitales públicos dado que sus beneficios no solo afectan a los deportistas de elite, que son la “punta de la pirámide”, advirtieron, sino a toda la población, que biológicamente tiene una menor capacidad de regeneración. “No hemos alcanzado el tope de las posibles aplicaciones de estas terapias, todo lo contrario, estamos en el amanecer de esta medicina”, reconoció Mikel Sánchez, director médico de la Unidad de Cirugía Artroscópica (UCA) del hospital Vithas San José, que ha tratado con esta técnica, entre otros, al tenista Rafa Nadal y que insistió en su mensaje inicial: “Las terapias regenerativas conllevan una mejora de la calidad de vida de los pacientes, pero también un ahorro sanitario”.
tratamiento asequible ¿Por qué entonces su implantación de momento se ciñe únicamente al circuito privado? Para responder a esta cuestión, el doctor Anitua tomó la palabra con decisión. “Su implantación no es un problema económico, sino pedagógico”, advirtió en clara alusión a los agentes políticos y funcionariales que velan, o al menos deberían hacerlo, por una salud pública a la altura de sus profesionales. “Me duele en el corazón cuando veo la ceguera de algunas autoridades sanitarias y de lo que les están privando a sus ciudadanos. Hemos desarrollado una terapia pionera a nivel internacional aquí en casa, en Vitoria, y no podemos implementarla en la sanidad pública. Y me da mucha pena porque este tipo de productos -la Agencia Española de Medicamentos ha sido la primera del mundo en reconocer la utilización de las proteínas autólogas como medicamento de uso humano- no son tramientos caros”.
En este nuevo escenario médico, el “cambio de chip”, como asegura Sánchez, se antoja necesario tanto para las propias autoridades competentes como para sus propios colegas de profesión, históricamente reacios a aplicar este tipo de tratamientos sobre todo cuando su origen procede de un país con tan poca tradición en el campo de la investigación científica como España. “Puede sonar raro pero es así, de igual forma que cualquier cirujano siempre tiende a negar lo que no entiende con un lacónico no me lo creo”.
Pues bien, como quiera que los actos de fe han sido sustituidos por resultados consumados, los dos especialistas alaveses confían en poder implantar el resultado de sus extraordinarias investigaciones en toda la red sanitaria pública nacional “más pronto que tarde”. Y por si acaso el ejército de incrédulos aún tuviera dudas de las bondades de este tipo de terapias en campos como el oral -Anitua comenzó ahí, en 1997, su investigación-, el oftalmológico, el ortopédico o el de la recuperación de células nerviosas, ambos galenos desempolvan otro caso de milagroso éxito como hace unos meses protagonizó un jugador del Athletic de Bilbao, lesionado de gravedad en una de sus rodillas -sufrió el arrancamiento del cartílago de una de ellas- hasta el punto de que no solo se temió por su futuro profesional sino que incluso se barajó la posibilidad de que se quedara cojo de por vida. El tratamiento en cuestión aplicado sobre el propio hueso de la rodilla obró la sorprendente recuperación. Siete meses después, el jugador es uno de los habituales en el equipo que dirige Ernesto Valverde.