pamplona - Baño de humildad para empezar y nueva lección de la que conviene tomar buena nota de cara a los próximos meses de competición en una Segunda División femenina que no perdona el más mínimo error. Ni táctico ni emocional. Las chicas del Aurrera de Vitoria olvidaron ayer ambos ingredientes en su visita a tierras navarras, donde cayeron con estrépito y justicia (5-1) ante el Mulier en el que fue su peor estreno liguero de las últimas temporadas. A pesar de las buenas sensaciones extraídas en la pretemporada y la experiencia del año pasado con el mismo grupo de jugadoras, la salida en tromba de las navarras apenas dio opción a las chicas de Idurre Frías, que al término del partido a penas puso un pero al duro correctivo sufrido en el césped de uno de los campos de Tajonar. “No hay mucho más que hablar. Nos han pasado por encima, sobre todo en la primera mitad, porque han impuesto un ritmo y una intensidad que no hemos sabido contrarestar”, explicaba con sinceridad la entrenadora.
Fruto de este huracán, se llegaba al descanso con un cuatro a cero a favor de las navarras, lo cual daba el partido prácticamente por finiquitado. Quizá esta situación y el hecho de no tener ya nada que perder sirvió a las rojillas para liberarse y disputar una segunda mitad que nada tuvo que ver con la primera. Así llegaron las mejores jugadas y las ocasiones de peligro por parte de las alavesas, que firmaron hasta tres palos en este segundo tiempo. Sin embargo, con todo en contra ayer en la ciudad deportiva de Osasuna, las locales sumaron un quinto gol que supuso el mazazo definitivo para el Aurrera, que poco después pudo maquillar el resultado con un gol de falta de Ane Miren Martínez de la Hidalga. Entre lo poco positivo, el regreso al equipo después de un año lesionada de Usoa Montoya, y el debut en la categoría de Garazi y Bea, ambas del Aurrera B.