un sábado 29 de junio de 1963, el frontón Jai Alai de Gernika abrió sus puertas. La primera acción se la llevó Francisca Llantada, a la que llamaban Paca la Chata. Recorrieron desde entonces las mieles del éxito y el fracaso por las páginas de la historia de la cancha, considerada una joya arquitectónica y La Catedral de la cesta punta. Hubo idas y venidas, días de mucho y días de poco. El templo gernikarra, con un aforo enorme, que ahora acumula 2.500 asientos, vio sus últimos llenos en los noventa. El Mundial de 1991 fue el culmen. Lo ganaron Remen y Calzacorta ante los mexicanos Mendizabal-Elorduy. La fotografía se paró.

Hasta el año pasado. “Esto no es casualidad”, confiesa Gaizka Muniategi, cabeza visible de la empresa puntista Gernika Jai Alai. En el festival de la Residencia Calzada de 2014 colgaron el no hay billetes con un partido impresionante, quizás el mejor que se puede montar en el planeta puntista, que enfrentó a Iñaki Goikoetxea y Eric Irastorza ante Diego Beaskoetxea e Imanol López. Eso fijó “un antes y un después”. La semana pasada, en la misma fecha, el 11 de julio, volvieron a arrasar con la final del Masters de Gernika, siendo un envite con quizás menos brillo por nombres -en el que estaba incluido el hombre franquicia de la operadora: Beaskoetxea- pero con una animación de lujo. 2.500 espectadores de “una media de 35 años, más o menos” vieron el festival, más que en la final del Manomanista de este curso, siendo esta cita la más importante de todo el año manista. “Hubo gente que se quedó fuera, sin entrada”. En Iparralde, el verano suele funcionar con entradas importantes, sobre todo en Donibane Lohitzune, pero no tanto en Hegoalde.

“Detrás de todo esto hay mucho trabajo y un buen equipo. Tenemos interiorizado qué enfoque queremos dar a nuestro producto y cómo vestirlo. Tenemos gente que se dedica al diseño, a la producción, programadores? Y cada uno realiza su trabajo”, confiesa Muniategi. La idea principal y la que ha llevado al éxito ha sido “dar un carácter de show” al acontecimiento. “Tenemos la intención de dar cabida en nuestros eventos a gente joven y gente de la pelota y que no se les haga aburrido”, sostiene el gernikarra. Al final, según cuenta, la clave estuvo en que “se generó una expectación importante por lo que hicimos en 2014. Esta vez no teníamos referentes deportivos tan rutilantes, pero aun así llenamos y la gente se quedó contenta”.

Valoran positivamente desde la nueva empresa vizcaína que “hayamos conseguido esto”, pero admiten que les queda todavía “mucho trabajo”. “Hemos recibido críticas de puristas de la cesta punta, que no ven bien que metiéramos música y luces -la presentación de los pelotaris fue espectacular, al estilo boxístico-, pero pensamos que era lo que se necesitaba. Todos los deportes han evolucionado”, concreta el presidente de Gernika Jai Alai, que también afirma que “hay antiguos pelotaris que han visto cómo hemos montado el Residencia Calzada y se mostraron contentos. Llenamos el palco con autoridades y estuvieron a gusto. Al final, lo que hace falta es un buen equipo, trabajo y pelotaris comprometidos”. Asimismo, les han felicitado desde diferentes plazas puntistas más allá del Atlántico, donde esperan desembarcar el curso que viene: “Somos ambiciosos”. También sirvió para espolear a los pelotaris. “Les ha motivado. En Estados Unidos, no hay tanta afluencia en las quinielas, así que ha sido una inyección para ellos”, advierte.

“NO ES CASUALIDAD” Cuenta Muniategi que, cuando nació el Circo del Sol, todos los negocios circenses eran muy parecidos, pero su creador se negó a usar animales en su espectáculo tal y como hacían tantos otros y le dio una vuelta de tuerca al show. “Le llamaron loco”, dice. Y triunfó. “Esto no se había llenado en 20 años y estamos hablando de 2.500 personas”, argumenta el gernikarra, que analiza que “un 70% del público había asistido puntualmente a alguna cita puntista y un 30% era novato”. “Esto no es casualidad”, apostilla Muniategi. “Todos hacemos de todo”. La siguiente plaza será Gasteiz.