bilbao - Mikel Urrutikoetxea se dio un baño de masas al final del encuentro, la victoria lo merecía y es que 38 son muchos años sin ver a un vizcaíno con la txapela del Manomanista.
¿Ha podido asimiar lo que ha conseguido?
- No le he dado muchas vueltas aún, es muy bonito, tengo la txapela aquí y la miro de vez en cuando, pero no me pongo a pensar en lo que he hecho; todo ha sido muy rápido: muchas fotos, he tenido que ir rápido a la entrevista y no he tenido tiempo para asimilarlo. Yo creo que luego cuando vaya para casa y mañana lo iré asimilando poco a poco.
¿Cuándo ha empezado a pensar que era posible ganar?
- Desde el primer tanto, al final sabía que si jugaba a lo mío podía ponerle en problemas y aunque la gente piense que en el 10-19 he podido creérmelo no ha sido así porque en el mano a mano los grandes campeones si cogen el saque te pueden hacer mucho daño y sabía que iba a tener que luchar a tope hasta el último tanto. Cuando he conseguido meterle el último tanto de saque la alegría ha sido enorme y no me lo creía; al final es fruto del trabajo y estoy muy contento.
¿38 años eran demasiados?
- Son muchos años, era un sueño conseguir una txapela en un mano a mano y poder traerla a Bizkaia, ya dije en su día que si no era yo que fuese otro, pero que viniese lo antes posible.
¿Cómo afrontaba esta final?
- Lo he intentado llevar con tranquilidad y prepararme para otro partido más y creo que eso me ha ayudado mucho. Es algo que he soñado desde pequeño, jugar una final contra Aimar ya era un sueño y ya ganándole es algo muy bonito para mí y para los de mi alrededor.