bilbao - Podría parecer que tiene menos presión, pero Mikel Urrutikoetxea (Zaratamo, 24-V-1989) asume la responsabilidad de la final del Manomanista, aunque parezca que no tiene presión. Jugará su primer duelo de tamaña importancia y ante Aimar Olaizola, nada menos, un rival, amigo e ídolo.

Desde hacía unas semanas se venía barruntando la posibilidad de que Oinatz Bengoetxea no fuera de la partida en la final del Manomanista, ¿cómo se entera de la baja definitiva del leitzarra y de su inclusión en el decisivo partido por la txapela?

-En la concentración me dijeron que al 90 por ciento iba a jugar él y que yo estuviera tranquilo, que ya me irían avisando de cómo iban a ir las pruebas. El viernes estaba en casa y sobre las 18.00 me llamó Rubén Beloki, que Oinatz había hecho una prueba y que le dolía desde el primer momento, que no podía darle a la pelota, que le dolía muchísimo. Decidió no jugar y me toca a mí.

¿Le pilla por sorpresa?

-Al final, me habían avisado. Cuando se hizo un viernes la rotura, me dijeron ese mismo sábado que estuviera atento, que si no jugaba Oinatz, tendría que hacerlo yo. Es una pena por él. Poniéndome en su lugar y siendo pelotari como él, lo único que quieres cuando llegas a una final es jugarla. No poder disputarla, como le ha pasado a Oinatz, tiene que ser un fastidio muy grande. Son cosas que pasan en el deporte, le doy muchos ánimos. Espero que en poco tiempo esté en las canchas. Yo tuve una lesión parecida en el pie, no fue en una final ni en nada parecido, y se necesita tiempo para que se suelde. Espero que le veamos pronto.

Entrenó el lunes 8 de junio junto a Aimar Olaizola como sparring, ¿ha vuelto a ejercitarse mano a mano desde entonces?

-No. Me he centrado más en entrenar a parejas, pensando que podía jugar Bengoetxea VI la final. No lo he dejado aparte, porque hemos hecho algún entrenamiento más técnico de cara al mano a mano, por si tenía que jugar. El viernes me avisaron, ayer hice un entrenamiento y la verdad es que me he encontrado muy bien. Esta semana haré otro y para el domingo 28 estaré perfecto.

Se le ve tranquilo, no sé si usted mismo nota que no tiene demasiada presión.

-Presión siempre hay. Los dos tenemos lo mismo que perder. Se trata de una final. Lo que quieres es ganar y llevar la txapela. Se me ha presentado esta oportunidad así, esperamos hacerlo lo mejor posible y tratar de ganar si se puede.

Al tocarle de sopetón, se ha quitado algunas semanas de nervios y tensión, ¿no?

-Sí, dos semanas de nervios que te lleva jugar una final importante de estas características. Todavía queda una semana y conforme se vaya acercando la fecha me iré poniendo más nervioso, con otro punto de tensión. Yo creo que esa tensión es buena. Eso es señal de que la final te importa y quieres hacerlo bien.

Comentaba antes que los dos tienen lo mismo que perder, pero al llegarle de rebote la final, no tiene la misma presión, ¿no?

-Está claro que yo no pensaba que me iba a tocar jugar esta final. Los que deben de jugarla son los que han llegado: Aimar y Oinatz. Por una desgracia que le pasó en un entrenamiento, el Reglamento dice que tiene que jugar el tercero, por eso hay partido por tercer y cuarto puesto. Me ha tocado una oportunidad bonita, pero de casualidad, que pocas veces pasa. Se te presenta una opción así, pero estas en la final, lo quieres hacer bien y, por supuesto, ganar.

¿Es un caramelo envenenado?

-Es una cosa bonita. Nunca hace gracia jugar una final por lesión de un compañero. A mí tampoco me gustaría que me pasara algo así. Es una oportunidad y las oportunidades hay que aprovecharlas.

Le toca jugar la final del Manomanista contra Aimar, quizás uno de los pelotaris que mejor conoce del panorama.

-Mano a mano nos conocemos mucho. Hemos entrenado mucho. Todos los años hemos entrenado alguna vez y este año en tres ocasiones. Nos conocemos bastante bien. Yo sé cómo juega. Es un pelotari completo, solo hay que mirar el palmarés, y uno de los mejores de la historia. Sé que tengo un partido complicado. Si hago lo mío y disfruto del envite, por lo menos quedaré satisfecho. Que disfrute y que no sufra como en la semifinal, en la que desaparecí desde el primer momento.

¿Olaizola II puede ser un pelotari menos explosivo que Oinatz Bengoetxea, visto el estado de juego en el que se encontraba el leitzarra cuando se cruzó con usted?

-Nunca se sabe. Pelotaris del nivel de Aimar, Oinatz o Irujo meten mucha velocidad. Manejan todas las facetas del juego y son muy completos. Quieras o no, aunque desde fuera parezca otra cosa, le meten mucho ritmo.

¿Saca alguna enseñanza de la semifinal contra Bengoetxea VI?

-Fue una pena. Le di muchas vueltas, porque no di mi nivel. Las semanas anteriores había entrenado muy bien. El partido contra Jaunarena me sirvió para darme cuenta de que estaba bien, para coger esa confianza. Después, en la semifinal, desde el primer tanto no estuve en el partido. No encontraba sensaciones, las piernas no me iban, no gozaba la pelota y así es muy difícil hacerle frente a un rival tan fuerte. No quiero quitar méritos a Oinatz, porque hizo un gran partido, pero desde fuera ya se vio que no estuve bien y no di lo mío.

Ya se ha encontrado con Aimar Olaizola en situación parecida, en una semifinal del Manomanista, ¿se parece?

-Nunca se sabe. El año pasado jugué contra Martínez de Irujo también, perdí 22-16 y me quedé a gusto, pero cada partido es un mundo. Ese día tienes que tener buenas sensaciones, buen cuerpo. Espero el domingo estar con buenas sensaciones, estar con chispa el primer tanto y poder dar todo en cada tanto.

¿Se ha encontrado con picos de tensión tan importantes en otras ocasiones?

-Ya he tenido partidos importantes, quizás no como este, que es una final del Manomanista de Primera. Pero, al final, lo que importa es el día. Son muchos factores. En la semifinal sabía que no iba a ser mi día, porque no me encontraba ni con fuerzas en las piernas ni en el cuerpo. No iba. Entonces, cuando uno no va, lo que hace es tomar malas decisiones. Quieras o no, así las cosas no salen bien.

Aimar es un ídolo, pero hay que ir a cuchillo.

-Así es. Es un ídolo, pero hay que ir a tope. Cuando empecé a los 16 años ya entrené alguna vez con él, siendo yo aficionado. Es un pelotari del que viendo los partidos se pueden aprender muchas cosas. Es un ejemplo a seguir. Como persona, también es muy bueno.

Siempre comenta Olaizola que le gusta entrenar con gente joven, que le gusta enseñar y que le enseñen.

-Tenemos muy buena amistad y en la cancha también. Entrenando, aunque no diga nada, se puede sacar mucho de él. He tenido la fortuna de compartir mucho con él.

¿Le ve usted con el golpe más fresco que en otras ocasiones?

-Ha estado varios meses parado y ayuda a desconectar un poco y coger chispa. Al final, Aimar Olaizola lleva mucha tralla encima. En los campeonatos, siempre llega arriba, a las finales, y nunca tiene descanso. Creo que estos tres meses que le han parado le han dado más chispa.

¿Josetxu Areitio y Pablo Berasaluze ya le han aconsejado cómo afrontar una final?

-No hemos hablado de momento. Tengo que estar lo más tranquilo posible, entrenar cuando tengo que entrenar y los demás días, tratar de desconectar y pensar en otras cosas.

¿Con qué desconecta?

-De muchas formas. Haciendo diferentes cosas: dar un paseo, ir al cine, de compras? Hay muchas cosas.

Se le ve relajado.

-De momento no noto ni tensión ni nervios. Cuando vayan pasando los días y se acerque el partido, tendré más nervios y esas dudas de cómo lo voy a hacer. Los entrenamientos han salido bien, pero están las dudas que genera el último encuentro contra Oinatz Bengoetxea. Pero, en general, en el mano a mano las cosas me han ido bastante bien y, si seguimos por este camino y salgo tranquilo, puedo hacer un buen partido.

¿Tiene ya una rutina pensada para el día previo y la final?

-No tengo ninguna manía. Cada día hago cosas diferentes. Siempre depende del día.

¿Ha podido palpar la ilusión ya en Zaratamo?

-Hay gente que está con ella. Seguramente vendrán a verme. Es algo bonito para los conocidos. Tampoco he tenido tiempo para estar con demasiada gente. A ver si ofrecemos un buen partido a todo el público que quiere venir a verme.

De todos modos, para la semifinal del Labrit se congregaron un buen número de amigos y seguidores para apoyarle.

-Es de agradecer. Se animaron muchos. Fueron en autobús a pasar el día y no pude ponerle la guinda al pastel de ganar el partido. Se portaron muy bien conmigo. Me animaron hasta el último momento. Es una cosa que siempre voy a llevar dentro y espero devolvérselo algún día en forma de txapela.

Siempre se hace referencia a su gran evolución desde que debutara en profesionales en 2009. Su nivel tanto físico como técnico ha crecido muchísimo en la medida en que lo ha trabajado, ¿qué opina?

-Los últimos dos años he dado un paso bastante grande, sobre todo, en parejas, que se ha debido al trabajo que hemos hecho. Ahora, cuando juego a parejas, disfruto jugando. Antes, me costaba mucho entrar en el juego de aire. Eso lo sabe todo el mundo que me veía. En los últimos dos años he dado un paso más. Cuando entro de aire, voy con confianza. Es un juego más vistoso y mejor. Estoy jugando buenos partidos, he llegado a semifinales del Parejas el año pasado y este, como suplente, he hecho buenas actuaciones. Además, jugué muchos partidos en ferias veraniegas. Soy consciente de que muchas cosas se pueden ir mejorando, pero vamos por buen camino. Las cosas van bien.

¿Cuántos ganchos o cuántas horas echando ganchos ha tenido que estar?

-Un montón. No se pueden ni contar. He metido un montón de horas. Y hay que meter más y más para seguir mejorando. En el deporte no hay milagros. Está claro que puede salir alguien que es muy bueno, pero lo que da la mejora es el entrenamiento físico y técnico.

También tiene buen maestro: Pablo Berasaluze.

-Es uno de los mejores en el campo profesional y uno de los mejores que he visto yo en la pelota. Es uno de los mejores ganchos que hay. Es rematador total, a la hora de cruzar el gancho es muy natural. Se puede aprender mucho de su izquierda: tanto con el gancho como con la parada al txoko.

¿Por dónde pasa la final?

-Aimar es muy completo. Es muy difícil hacerle daño. Cuando vaya transcurriendo el partido, veremos si falla en alguna faceta de su juego y le atacaremos.

Han elevado el mano a mano a la máxima velocidad.

-Ahora se juega así. Si dejas botar, te atropellan. Hay que ir para adelante, buscar el aire y, cuando vayas para atrás, ir con pelotas con globo. Las que das del cuatro, no puedes ir para atrás.

¿Y el frontón?

-Es precioso. Es como estar en casa. Siempre me ha gustado.