Vitoria - Mucho tiempo después, la capital alavesa volvió a vibrar ayer con el baloncesto femenino de alto nivel. Y lo hizo con un partido oficial de la selección de Euskadi cuyo último precedente databa de hace 14 años, cuando se midió al combinado de Irlanda. El adversario escogido fue Venezuela, un conjunto muy aguerrido que ocupa el número 34 en el ranking mundial, inmerso en la preparación para el Torneo de las Américas y dotado de poderío físico que finalmente claudicó sin remisión (71-44) ante el entusiasmo, el corazón y el buen juego acreditados por las discípulas de Jon Txakartegi.
Como no podía ser de otra manera a la vista del cariz internacional de la cita, el partido levantó una gran expectación desde mucho antes incluso del pitido inicial. Ni siquiera la fortísima lluvia que descargó sobre Vitoria unos minutos antes hizo mella en el ansia de los aficionados de presenciar un buen espectáculo. El polideportivo de Ariznabarra, que se quedó pequeño, fue el escenario elegido esta vez para acoger tan histórico enfrentamiento. Acudieron cerca de 700 aficionados, provistos todos con sus respectivas camisetas, lo que confirió un colorido especial a la tarde.
Dado el carácter institucional de la cita, también la presencia política fue notable. Así, se pudo ver en el graderío del polideportivo vitoriano al lehendakari, Íñigo Urkullu, que estuvo acompañado por Jon Redondo, director de deportes del Gobierno vasco, Izaskun Landaira, directora de Emakunde, varios concejales del Ayuntamiento de Vitoria y otros tantos representantes de la Diputación Foral de Álava como Manuel Rabanera.
Como personalidades de las entidades deportivas, también pudo verse al presidente de la Federación alavesa de baloncesto, Luis Mari Sautu, así como sus colegas en las federaciones hermanas de Vizcaya y Guipúzcoa y otros tantos miembros de las ejecutivas de los clubes locales, además de entrenadores como Aitor Uriondo, ex del Araski durante la pasada temporada que ayer hizo las veces de comentarista para ETB, e Iñaki Merino, en su día al frente del Araberri y ayudante del Baskonia. Txus Brizuela, otro histórico del baloncesto alavés, no se perdió detalle del duelo sentado al lado de Livia López, la infatigable luchadora que trata de sacar a flote a la modesta entidad vitoriana perteneciente a la Liga Femenina 2.
Para ella y todos los presentes en Ariznabarra debió ser un motivo de orgullo que tres jugadoras del Araski vistieran la elástica tricolor. Laura Pardo, Cristina Molinuevo y Arrate Agirre, lógicamente las más aplaudidas ante la atenta mirada de numerosos familiares, pusieron el color alavés en la selección vasca. Hubieran sido dos más de no mediar la lesión de Itsaso Conde -la pívot pasará la próxima semana por el quirófano para ser operada de su rodilla- o la exótica aventura que está viviendo en estos instantes Marta Tudanca en Argentina.
Los actos oficiales dieron comienzo al filo de las 19.00 horas de la tarde con la presentación de ambas selecciones y la interpretación de sus respectivos himnos. Como sucede siempre que Euskadi celebra un partido internacional, no faltó tampoco el tradicional aurresku. Poco después, el balón comenzó a volar. Precisamente en la misma cancha que hace unas semanas atrás el club de baloncesto en silla de ruedas Zuzenak lograba el ascenso a la élite del basket nacional. Un éxito que posteriormente hubo de rechazar por falta de recursos económicos.
Para que la fiesta fuera completa, casi dos horas más tarde se concretaría la clara victoria de la tricolor ante una Venezuela sin. En cuanto al encuentro en sí, Euskadi arrancó con fuerza, impuso la ley de su férrea defensa y adquirió una clara ventaja en los albores. En el segundo cuarto, pasó más apuros de los esperados y vio cómo Venezuela alcanzaba el ecuador con un empate a 29. Fue el único tramo de incertidumbre porque, tras el descanso, el monólogo verde resultaría incontestable con un protagonismo reseñable de las jugadoras alavesas. Arrate Agirre se permitió incluso el lujo de firmar cinco puntos consecutivos en la recta final que permitieron al combinado vasco alcanzar su máxima renta (67-45) en el marcador.