BARCELONA - Los análisis deportivos pasaron a un segundo término el día después de la final de Copa. La nueva exhibición de Leo Messi y la tercera final consecutiva que el Athletic ve esfumarse ante el Barcelona pasaron de puntillas para la caverna mediática. La resaca fue política. Concretamente, por la monumental pitada que buena parte del público asistente al Camp Nou dedicó al himno español y a Felipe de Borbón, que asistió impertérrito desde el palco al silbido general. La polémica está servida y parece que tendrá varios capítulos. El Gobierno de Mariano Rajoy no esperó a la conclusión del partido para condenar lo ocurrido y convocar para hoy a la Comisión Antiviolencia, con el claro objetivo de denunciar los hechos. A la espera de lo que decida este órgano del Ejecutivo español, el pseudosindicato Manos Limpias avivó ayer la polémica al denunciar ante la Fiscalía a los aficionados que asistieron al coliseo culé por un delito de ultraje a España ante la “enorme y masiva” pitada y al presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, por ser “cooperador necesario”. Un caso un tanto surrealista, por no decir otra cosa, ya que si la petición de este grupo de extrema derecha prospera, los encargados de identificar a los 99.354 espectadores que llenaron el Camp Nou tienen trabajo. Por no entrar a valorar las cuestiones relacionadas sobre los derechos fundamentales y la libertad de expresión.

“Se ha producido no solo una humillación, una vejación, un odio a las instituciones, sino también al conjunto de la sociedad española, por lo que a millones de españoles, con una gran publicidad se nos ha humillado y vejado”, subraya Manos Limpias en el escrito remitido al Ministerio Público, en el que también acusa a las autoridades deportivas y a la delegación del Gobierno español en Catalunya de conocer con “bastante anterioridad” a la final que se iba a producir ese “ataque a las instituciones”, que sabían de la entrega gratuita de miles de pitos a las aficiones de ambos clubes -se repartieron unos 10.000- y que “no tomaron las medidas adecuadas para evitarlo”.

cardenal avisa a athletic y barça El presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), el bilbaíno Miguel Cardenal, en línea con lo que había defendido antes del partido del pasado sábado, se mostró convencido de que los pitos al himno español serán sancionados y aseguró que “no sería normal que actitudes contra el reglamento quedaran sin reproche alguno”. “De ninguna manera tendría que suceder. Si es una actitud contraria al ordenamiento jurídico a Antiviolencia le tocará estudiar si se sanciona”, destacó Cardenal en declaraciones a la COPE. El presidente del CSD insinuó también que tanto Athletic como Barcelona serán investigados: “Hay que ver qué medios han puesto los clubes para que no ocurriera. Si ha habido organizaciones que han suministrado objetos y lo han fomentado, pueden ser también responsables. Ha habido instituciones que han suministrado material”.

Desde el conjunto rojiblanco no se posicionaron sobre la polémica, pero en la cuenta oficial de Twitter el Athletic publicó un mensaje en la que se mostró “muy orgulloso” por el comportamiento de la afición. Desde el Barcelona fueron más contundentes. Su vicepresidente, Carles Vilarrubí, advirtió de que la institución blaugrana será “reactiva” si es sancionada por la pitada. En declaraciones a RAC 1, Vilarrubí indicó que el Barcelona hizo “lo que tocaba hacer” antes de la final: “Dijimos públicamente que nuestra posición era la de respeto a las instituciones, a las personas y a los himnos. No nos tocaba ir más allá”.

El Gobierno vasco, por su parte, consideró en un comunicado que está “fuera de lugar” y es un error pretender sancionar a los clubes. “Se está ante una cuestión socio-política que merece otras reflexiones y concienciación en los ámbitos político-institucionales y sociales”, destacó el Ejecutivo de Gasteiz, cuyo máximo representante, el lehendakari, Iñigo Urkullu, fue testigo de primera mano en el palco del Camp Nou. La Generalitat también respaldó a Athletic y Barcelona.