- Confiesa Álvaro Untoria que la noche del domingo durmió en el escritorio de su habitación la txapela del Parejas de Primera. “A metro y medio”, desvela el zaguero de Nájera con una sonrisa en los labios. “Poco a poco empiezo a asimilar las cosas, pero todo lo he vivido un poco de golpe. No soy consciente de lo que he conseguido. Fui a Bilbao a jugar un partido precioso, en el que todo pelotari tiene ganas de jugar y la verdad es que aún no lo tengo demasiado interiorizado”, manifiesta el guardaespaldas riojano. La realidad es que para el manista de Nájera el éxito ha sido un golpe, un mazazo, una vuelta de tuerca veloz que no le ha dejado ni respirar. En febrero jugó su primer encuentro como suplente de la competición de duetos y en apenas dos meses se ha acabado calando el cetro de campeón de la modalidad junto a la inapelable ayuda de Oinatz Bengoetxea. ¡Cómo cambia la vida! “Yo ahora tengo muy claro una cosa: que he dado un paso de gigante, pero que hay que dar muchos pasos tan importantes como este. Hay que mantener el nivel, tener los pies en el suelo y la cabeza bien puesta, y seguir trabajando todos los días para estar al nivel de las figuras de la pelota y luchar con ellos”, certifica Untoria.
Y es que, el calvario del año pasado del riojano le abre el camino. Sabe que tiene que continuar, porque hace un curso estaba pasándolas canutas con un brazo totalmente contracturado, en el que tardaron en dar con la clave de su dolencias de manos. Es una carrera de fondo. “Me han venido cosas muy bonitas que me van a hacer trabajar con mucha ilusión. Todo el trabajo y el esfuerzo que doy a la pelota tiene su recompensa. Cuando las cosas salen así, rodadas, uno empieza a entrenar con mayor energía a diario”, argumenta el manista najerino. No en vano, su figura, como muchas veces califica Rubén Beloki, es la del zaguero “revelación” del Parejas. Es la historia de la Cenicienta. Es el gran sueño americano. El técnico de Burlata afirma que “Asegarce necesitaba tener otro zaguero en la línea de los de Primera”.
3.000 personas jalearon el domingo a los cuatro contendientes con el Bizkaia de Bilbao en plena ebullición. Revela entonces el de Nájera que sacó la cabeza por la puerta metálica de vestuarios que da acceso a la cancha, situada en paralelo con el rebote de cristal, y se preguntó: “¿Dónde me he metido?”. “Estaba deseando ver el frontón, porque sabía que iba a haber un gran ambiente. Estuvo lleno a reventar. Quería verlo para aislarme cuanto antes. Fue una subida de adrenalina, de motivación, de ganas. Fue algo increíble. Eso fue cuando lo vi, ni se imagina cómo me sentí al saltar a la cancha”, sostiene Untoria, quien agrega sobre el miedo escénico que “he pasado muchos choques con tensión, importantes, y hasta el día de hoy puedo decir que esa presión me ha venido bien de cara al partido. Lo he sabido llevar a mi terreno. Me ha servido para bien, para prepararlos a conciencia. Como lucho hasta el final cada tanto, me lo llevo a mi forma de ser. También influyó que empezamos bien. Disfruté, cosa que no había hecho los días anteriores”. “Oinatz también me ayudó un montón. Él me vio que estaba bien, aunque tiré dos pelotas arriba. Confió en mí”, recuerda el guardaespaldas de La Rioja, quien admite también que “tenía el miedo de que si fallaba un par de pelotas se me encogería el brazo, pero me encontré muy cómodo. Oinatz me ha ayudado un montón”.
Pero la pelota es caprichosa y funciona a toda velocidad. A Untoria apenas le quedará tiempo de saborear su txapela del Parejas y entra este mismo sábado en el Manomanista de Primera. El pelotari ha demostrado en el campo aficionado y en Segunda que tiene virtudes para jugar, pero el año pasado cayó en primera ronda como campeón de plata ante José Javier Zabaleta, que le dejó en cinco. “Toca cambiar de tercio y ponerse para el mano a mano. Estamos en territorio perdido, de delanteros, pero es precioso. Tengo ganas de jugar. Saldré a luchar”, concreta el de Nájera, que si gana el sábado ante su gente volvería a verse las caras con Zubieta. “Aitor juega mucho en toda la cancha”.
Por su parte, su adversario, Jokin Altuna, repescado por Aspe, afirma que “por haber perdido contra Jaunarena no me voy a hundir. Lo tengo muy difícil. Está con confianza, con la txapela, pero iré a hacer mi juego, a hacer tacadas” y apostilla que “él ha demostrado que anda bien de piernas. No solo por jugar adelante haré el tanto. Tengo que marcar bien. Habrá que moverle”.