“Venga que esto no es un funeral, hombre”, exclamó Aitor Zubieta al terminar la rueda de prensa posterior al partido. Positividad ante la adversidad, sin mostrar tristeza ni lanzar excusas inútiles. Pablo Berasaluze y el zaguero de Etxarri-Aranatz se mostraron resignados. Asumieron la realidad. Habían sido superados ampliamente por Oinatz Bengoetxea y Álvaro Untoria (7-22). “Nosotros no hemos tirado el partido, ellos han sido los que lo han ganado. Cuando hacemos nuestro trabajo pero el juego de ellos es mejor, solo nos queda darles la mano y ya está”, indicó el zaguero navarro.

Berasaluze y Zubieta no tuvieron ninguna opción durante toda la final y una vez terminado el choque, el vizcaino quiso mirar atrás y acordarse de los buenos momentos: “Hay que celebrar haber llegado hasta aquí. Había un grandísimo ambiente en el frontón y solo el salir a la cancha hacía que mereciera venir a esta final. La verdad es que me voy con un poco de pena por no haber conseguido esta txapela, pero por el otro estoy contento por jugar con Zubieta todo el campeonato. No ha podido ser, pero me voy feliz”. El berriztarra asumió sin complejos que ayer no había sido su mejor día, que habían sido superados claramente por sus adversarios. Un partido sin historia: “A partir del seis y ocho se ha visto que nos han dominado adelante y atrás. Tampoco hay que darle más vueltas al partido, se ha visto claro lo que ha sido”.

El choque comenzó con una lucha de tú a tú entre los cuatro pelotaris. Tantos largos que les hicieron usar sus mejores armas para salir adelante. Pero a partir del tanto seis, los azules pisaron el acelerador y el duelo llegó a su fin. “Ha sido un partido duro. Por lo menos ha sido peloteado. No nos hemos ido del encuentro, la cosa ha sido que después de cada tanto duro, ellos eran los que terminaban. Oinatz ha acertado, pero la clave ha estado en que han llevado el partido a la dinámica que querían. Mientras, nosotros tratabamos que Pablo entrara y no ha podido ser. Han ido enredando el tanto y ahí es cuando Bengoetxea se encuentra más cómodo”, analizó Zubieta.

La otra cara de la moneda fueron Bengoetxea y Untoria. Sonrisas, bromas, agradecimientos a los suyos? la alegría de los campeones. Un triunfo que ha llegado a base de trabajo, de ir creciendo partido a partido hasta llegar a la final en el mejor momento posible. “Estoy muy contento, la verdad es que todavía no me lo creo. Es algo muy grande estar aquí y jugar la final. Todo ha estado de nuestra parte”, relató Oinatz, que vuelve a alzarse con una txapela siete años después de la lograda en el Manomanista. Mientras, para el zaguero de Nájera, esta es su primera vez. Un cetro inesperado al principio del Parejas, cuando disputaba partidos en Segunda, sin saber la oportunidad que estaba por venir. “Llegar hasta aquí ha sido increíble y al igual que cuando pasé a la final, no me creo lo que ha sucedido. Al ganar he sentido un escalofrío y casi ni sé lo que hemos hecho. Estoy muy contento y les debía la txapela a esta afición que me ha apoyado al máximo”.

El plan de los azules salió a la perfección. El guion pensado fue sucediendo escena tras escena y el 7-22 fue el ejemplo de la diferencia que hubo entre las dos parejas. “Nuestra arma durante todo el campeonato ha sido la casta y el genio. En la final también ha sido así. Eso ha hecho que nos haya salido todo y hayamos sacado adelante el partido”, indicó el leitzarra, que destacó la “velocidad” que metieron a la pelota y que lograron “endurecer el partido”.

Bengoetxea y Untoria demostraron una vez más que son capaces de sumar mucho juntos y gracias a eso consiguieron la txapela. No obstante, Oinatz quiso acordarse de su primer compañero, de Andoni Aretxabaleta: “Hay que agradecer a Andoni la elegancia que tuvo al dejarle su sitio a Álvaro. Si Aretxabaleta no hubiera jugado en los primeros partidos habría sido lo contrario. Parte de la txapela es para Andoni”.