El frontón Bizkaia es la casa de Pablo Berasaluze. Su hogar. Siempre fiel al mago de Berriz. Ayer, el recinto bilbaino se vistió de gala para apoyar a uno de los suyos en la final del Parejas. El rugido de un pueblo que quiere ver a su héroe en lo más alto del podio. Txapela en la cabeza y corazón lleno de orgullo. Cada tanto de los colorados fue celebrado con una intensidad enorme y las pocas veces que el berriztarra sacó a relucir su magia, el frontón explotó. Un volcán en erupción dispuesto a llevar en volandas a Pablito hasta el cartel número 22. Pero el ánimo del público no siempre es suficiente. Capaz de dar aliento a los pelotaris, pero que no evita que el rival de una exhibición. Eso fue lo que ocurrió. Oinatz Bengoetxea y Álvaro Untoria, que también contó con una legión de seguidores llegados desde Nájera, no dieron opción a Berasaluze y Aitor Zubieta. Los dejaron en siete tantos. Una dura derrota que no acalló a la afición vizcaina. “A pesar de que han hecho, en mi opinión, el peor partido del campeonato, la gente se ha volcado con Pablo hasta el final y eso ha sido muy bonito”, comentaba Hodei Beobide, gran amigo del delantero de Berriz.
El cariño de Bizkaia por Berasaluze es total. Un amor correspondido. “Ha sido una cosa muy bonita, cómo han estado volcados con Pablo en todo momento, incluso cuando lo ha pasado mal con las lesiones. No tenemos palabras y nos gustaría dar un abrazo muy fuerte a todo Bizkaia por parte de la familia”, aseguraba Nagore Berasaluze, triste por la derrota, pero emocionada por el trato que recibe día a día su hermano. Sensaciones muy contrarias a las que vivió hace dos años, cuando el berriztarra tuvo que retirarse de la final debido a la rotura de su tendón de Aquiles: “Se merecía este partido. No ha podido ganar pero es un artista y pese a sus 37 años todavía se le podrá ver unas temporadas más”. En esos malos momentos ha habido un aficionado muy especial que siempre ha estado con Berasaluze. Un amigo. Casi un hermano de sangre. Ese es Beobide, que ayer vivió el desenlace del Parejas desde la grada: “Ha sido una faena. Se puede ganar o perder, pero no hemos visto final. Es una pena ver a Pablo así, cabizbajo”.
Apoyo para todos Pese a que el Bizkaia rugió con Pablo no fue el único en recibir el apoyo del público. Untoria estuvo acompañado por numerosos paisanos que celebraron con él en la cancha su primera txapela de Primera. Mientras, Zubieta y Bengoetxea también tuvieron su dosis de ánimos, sobre todo, el leitzarra, que terminó por encandilar a las tres mil personas que abarrotaron el frontón. “Este ambiente es una pasada, increíble. Ver las gradas así es lo más bonito”, afirmaba Danel Elezkano, que quiso convertirse por un día en un aficionado más y apoyar a Berasaluze en su hogar.