BILBAO - Con el frontón Bizkaia de Bilbao como telón de fondo, es imposible no echar un vistazo al retrovisor y observar cómo el 28 de abril de 2013 el tendón de Aquiles de Pablo Berasaluze se rompió y se le cercenaron los sueños de gloria. Un día duro. Es imposible no recordarlo. “Es muy difícil aparcar aquella final, es el mismo sitio y se me pasan un montón de cosas por la cabeza recuerdas aquello y si vas a terminar. Esperemos que todo vaya bien. Ahora, es momento de evadirse, tratar de pasar tiempo con los amigos y distraerse”, advierte el delantero de Berriz, quien agrega que “todo el mundo me dice que la pelota me debe una txapela, pero no sé si me la debe o no me la debe. Todo el cariño que he recibido es más que una txapela. Si gano, estaré feliz personalmente; pero no me presiono por conseguirla”. Oinatz Bengoetxea, desde la otra orilla, diez años después de su única final del campeonato de duetos, remata que “todos merecemos txapelas. Ha habido pelotaris muy buenos que nunca han llegado a una final. Yo he tenido la oportunidad de llegar a alguna y ganar una. El deporte no es justo”.
Son las esquirlas de unas semanas duras, de lugares comunes, desde que Berasaluze II y Aitor Zubieta consiguieron la clasificación para la final del Parejas en el Astelena de Eibar contra Joseba Ezkurdia y José Javier Zabaleta. Son los restos. Los escombros. Los desperfectos, a modo de comentarios por la calle, tensión en la barriga y rumores en las gradas. El zaguero de Etxarri-Aranatz lo ve de una forma constructiva. “Por una parte se notan ya los nervios, pero no es fácil evadirse. Hay que tomar la presión como algo bonito, algo que disfrutar. No hay que pensar en lo que nos va viniendo”, concreta el zaguero navarro.
Y es que, el componente emocional emerge claramente a unos días de la final del Parejas, en la liturgia con las pelotas, cuando las mariposas se convierten en mamuts y el cerebro pesa un quintal, aunque no terminen de aclarar si la tensión es tan alta o no. Quizás se hable además de la presencia y el comportamiento de Álvaro Untoria, como novel, en los cuadros traseros, enfrentado a un guardaespaldas de la talla de Zubieta, un tallo pegador con un alarde técnico notable. “Es el partido más importante de mi vida y me ha sorprendido ver todo lo que conlleva. Intentaré salir a disfrutarlo, pero no siempre se puede. Igual lo disfrutamos más luego”, manifiesta el manista najerino, quien dice que “en la final sí que habrá nervios, pero es importante comenzar bien. Si empezamos sin tensiones, podremos tirar hacia adelante”. No obstante, Oinatz tiene “confianza plena” en él.
Es la receta. Igual que el dominio. Zubieta puntualiza que “la clave puede estar atrás, pero también delante. Con los dos delanteros que hay, es indudable pensar en que la clave puede estar en el que domine, pero también hay tener en cuenta el trabajo de ellos. Aun así, el que más fácil se lo ponga a su delantero encarrilará el encuentro”. Así las cosas, afirma Untoria que “yo no voy a salir a intentar dominar a Aitor, que es un pelotari que alarga mucho el pelotazo. Yo tengo que salir a intentar hacer mi juego, tal y como lo he hecho hasta ahora. Trataré de defender y que Bengoetxea VI tenga pelota. Saldré a por todas”.
El domingo saldrá el dinero a la par. Confiesan los corredores de apuestas que no hay por ahora tendencia por ningún color. En la cancha parece que todo anda igual, como en las tablas de contracancha. Todo a la par. Los nervios, las apuestas, las tensiones y el poder mediático. Declara el delantero de Leitza que “no le doy ninguna importancia al favoritismo. Eso no vale para nada”. Y piensa lo mismo del precedente vivido en la liguilla de semifinales. Fue el descorche de la segunda fase del Parejas, en el mismo escenario, el Bizkaia de Bilbao, y ganaron el navarro y el riojano fácil, 9-22, con un gran despliegue rematador de Oinatz, que abrió un buen hueco con el saque. Fue vital. “Aparcamos ese resultado. Estamos satisfechos con ese partido, pero nada más, porque para este no vale ni medio tanto. Seguimos en un buen momento de juego, pero en otras circunstancias muy distintas. Creo que a ellos les pasó factura el ritmo competitivo”, añade el pizpireto puntillero, pleno de tranquilidad.
Otra de las circunstancias que puede marcar el devenir de la contienda final del Parejas puede ser la zurda de Aitor Zubieta, acosado por las dudas para la semifinal, en la que no le fue concedido de forma injusta el aplazamiento que solicitó. “Con dos semanas, podía mejorar mucho la izquierda y así ha sido. La semana pasada estuve yendo al masajista y calenté un poco las manos el sábado. El martes anduvimos Pablo, Gorostiza y yo bastante y me sentí bien. Hoy -por ayer- llevo menos taco y me siento más cómodo. Espero encontrarme sin problemas”, revela Zubieta, que remacha que “me pondré un poco más de taco que en el resto del campeonato, pero menos que en la contienda frente a Ezkurdia-Zabaleta. Esta semana ya no tengo el tendón de la palma entre el meñique y el anular tan hinchado y llevaré un agujero menor. Aún no sé si iré un día más a la consulta de Pedro García. El sábado pelotearé suave suave”.
Elección de material Aunque contentos por el material previsto en el cestaño, Oinatz Bengoetxea y Álvaro Untoria criticaron sin demasiados aspavientos que “hay una pelota colorada que roza lo excesivo en cuanta a la viveza”. Porque el reparto del material continúa con lo establecido de antemano. Pablo y Zubieta tenían previsto decantarse por unos cueros con mayor salida y más bote; mientras que sus contrincantes son más del gusto de unos más ásperos. “El material es correcto. Nuestras pelotas son más bajas y con menos salida del frontis”, certifica el leitzarra, que quiere guerra en los cuadros delanteros. De ahí que se lanzara a por ese tipo de pelotas. “Las de ellos son más botonas, con más salida”, adjetiva. Está claro, la pegada de Zubieta puede ser vital para las aspiraciones del dueto colorado, en el que Berasaluze II actúa como punta de lanza del ariete que es el guardaespaldas de Etxarri-Aranatz. Lo que es seguro es que los dos binomios encontraron lo que buscaban en el cestaño dirigido por Juan Mari Juaristi, Atano XIII. Los colorados optaron por un lote de 106,2, 104,7 y 104,2 gramos; mientras que Bengoetxea VI-Untoria lo prefirieron de 105,8, 104 y 104,4.
“El material no será ningún problema”, confesó Berasaluze II, quien reseñó que “en todo el campeonato hemos tenido material de nuestro gusto. Todas son bonitas. Estamos contentos”. Además, Zubieta añadió que “a priori los cueros son adecuados para el encuentro del domingo, pero su comportamiento se verá entonces. Quizás haya alguna pelota algo más baja, aunque son todas de la misma madre”. La suerte está echada y el Bizkaia se vestirá de gala para encontrarse un duelo que pinta a la par. Entero. De cabo a rabo.