vitoria - No siempre el dinero garantiza en el deporte la consecución de los objetivos. Existen vectores muchas veces intangibles que inexplicablemente alteran el rumbo de las competiciones, motivan la búsqueda de los éxitos o evitan desgracias como la de un descenso de categoría. Ese tipo de indicadores son los que tocan la fibra. Orgullo, sentimiento de pertenencia, empatía, emoción... Ingredientes básicos en cualquier equipo menor que pretenda competir en un escenario de desigualdad manifiesta, e ingredientes tangibles en el Aurrera de fútbol sala, cuya historia reciente es la de la superación. Hace ocho meses, con el logro deportivo del ascenso de Tercera División a Segunda B en el bolsillo, flirtearon con la desaparición del sueño por una cuestión económica e institucional. El Deportivo Alavés, club en el que el Aurrera se encuentra integrado desde la pasada temporada, había cerrado el grifo del dinero a todas las secciones ajenas al fútbol y el ilusionante proyecto rojillo se tambaleaba. Hacían falta 23.000 euros para poder asegurar una plaza en la categoría y no había ni forma ni lugar de donde sacarlos. Hasta que llegó el milagro, en este caso a través de la iniciativa de los propios jugadores de aportar 800 euros de sus propios bolsillos para lograr la plaza y así ver cumplido un reto. “Tenían tanta ilusión por estar en Segunda B que han hecho un esfuerzo económico muy importante. Y viendo su actitud y sus ganas, no podíamos hacer otra cosa que tirar para adelante”, explicaba entonces a este diario el director técnico, Javier Corral.
Marcos, el hombre del partido Desde aquello han pasado ya ocho meses. Y por el camino, un montón de situaciones, problemas y alguna que otra satisfacción como la de haber logrado la permanencia, que era el gran objetivo de la temporada, a falta de dos jornadas para la conclusión del campeonato. Un premio mayúsculo para una plantilla orgullosa y siempre confiada en unas cualidades que esperan poder mantener la próxima temporada. La continuación en 2ªB tomó rango oficial el pasado fin de semana tras la contundente victoria por 7 a 2 ante el Segorbe después de un partido intenso, disputado y mucho más ajustado de lo que finalmente quedó reflejado en el marcador. El nombre propio de la tarde fue el de Marcos, autor de cinco de los siete goles del equipo vitoriano. El resto llevaron la firma de Nicolás y Andoni. Los de Manu Melgar se enfrentarán el próximo sábado en Pamplona ante el San Juan, en horario unificado para toda la categoría.