El pasado miércoles Jürgen Klopp (Stuttgart, 1967) anunció que dejará la dirección técnica del Borussia Dortmund, club con el que tenía un año más de contrato, al terminar la presidente temporada con la siguiente argumentación: “Siempre dije que en el momento en que sintiera que no era el entrenador perfecto para este club extraordinario lo diría y ha llegado el momento de hacerlo”. El mediático entrenador contó con el beneplácito y la bendición de los responsables del club, sobre todo de Michael Zorc, el director deportivo, que estuvo a su lado en el ceremonial y fue quien apostó por él hace siete años, cuando Klopp era un entrenador joven y de escasa experiencia en el modesto Mainz.
Casualmente, el anuncio de su marcha ha provocado un auténtico terremoto y la prensa deportiva no ha dejado de manejar especulaciones. Eso sí. Siempre con un equipo de alcurnia como hipotético destino del histriónico técnico alemán, como no puede ser menos después de su extraordinaria trayectoria en la entidad renana. Todo casa. El Dortmund se le ha quedado pequeño a Klopp. Le llega el momento de dar el salto a un grande de Europa.
El último rumor, propalado el pasado viernes, le situaba como futurible del mismísimo Bayern de Múnich, su gran antagonista, el poderoso equipo alemán a quien desafió y logró vencer en unas campañas memorables, aunque finalmente tuvo que claudicar, más que nada porque el club bávaro sacó la billetera y fue reclutando a los mejores hombres del Borussia, como Mario Götze o Robert Lewandoski, forjados bajo el magisterio de Klopp.
Sería demasiado que también él, leyenda del Borussia, se pasara al enemigo teniendo el mundo por delante, máxime cuando Pep Guardiola, a pesar del varapalo que sufrió el Bayern en la Champions frente al Oporto (3-1) y la polémica desatada por la dimisión del reputado médico Müller-Wohlfahrt, mantiene su determinación de seguir la próxima temporada.
Manchester United, Arsenal, Real Madrid, Barcelona, Milan e Inter han ido desfilando por los mentideros. Pero es el Manchester City quien ofrece, digamos, un perfil perfecto. Tanto que el pasado jueves le preguntaron a su entrenador, el chileno Manuel Pellegrini, al respecto, no en vano tratándose de un equipo concebido (y financiado) para luchar por todos los títulos fracasó en la Champions y ya no tiene posibilidades de competir por el título en la Premier League .
el locuaz comentarista A la espera de acontecimientos, el Borussia Dortmund ya tiene sustituto para Jürgen Klopp. Se trata de Thomas Tuchel, que ha firmado un contrato de tres años y asumirá el puesto el 1 de julio, según anunció ayer el club en un breve comunicado. De 41 años, Tuchel fue también el sucesor de Klopp en el Mainz 05 y se encontraba ahora disfrutando de un año sabático.
El club renano vuelve a beber en la misma fuente. Como jugador, Klopp desarrolló toda su carrera ejerciendo de defensa en el Mainz, desde 1989 hasta 2001, y a la vez estudió ciencias del deporte en la Universidad Johan Wolfgang Goethe de Frankfurt. Jürgen tenía claro que iba a seguir enganchado en el mundillo futbolístico, pero ya de entrenador, inquieto por aplicar la tecnología a los métodos de trabajo habituales en los banquillos, oficio que comenzó ejerciendo en el Mainz nada más colgar las botas.
Al frente del equipo renano estuvo desde 2001 hasta 2008. Bajo su mando, el Mainz ascendió por vez primera a la Bundesliga y se clasificó para la Copa de la UEFA, en la temporada 2005-06. Fue un escaparate donde comenzó a exhibir, además, su fuerte carácter y efusividad. El técnico perfecto, según la cadena televisiva ZDF, para comentar los partidos de la selección germana durante el Mundial’2006, en Alemania. Sus análisis de los partidos y familiaridad con la tecnología, además del incontestable éxito dirigiendo al Mainz, llamó la atención de Michael Zorc, quien le encomendó la tarea de reactivar al alicaído Borussia. Y lo consiguió. En cinco temporadas (2008-2015) logró la Bundesliga de 2011, un título que se le resistía al Dortmund desde hacía nueve años. Al año siguiente consiguió el doblete a costa del Bayern, a quien humilló en la final de Copa (5-2), gesta que volvió a realizar en julio de 2013, en la Supercopa de Alemania (4-2), aunque ese mismo año el Bayern de Heynckes le devolvió la afrenta derrotando al Borussia en la final de la Liga de Campeones, a la cual llegó dejando en la cuneta al Real Madrid, entre otros equipos.