Aia - Tras ganar el miércoles en la meta de Zumarraga después de más de un año sin saborear el dulce gusto de la victoria, Joaquim Rodríguez dijo a todo aquel que le quiso escuchar que él ya no pensaba ni siquiera a un par de jornadas vista. “Me he hecho futbolista, voy día a día”, apuntó sin ocultar una pícara sonrisa que desde ese momento prácticamente no ha desaparecido de su rostro. El día siguiente repitió éxito en Arrate. Dos capturas en 24 horas para el corredor al que el año sin triunfos le habían parecido diez. Desde el santuario, una meta a la que le tenía ganas, avanzó que la siguiente etapa, la primera con final en Aia, era la que mejor le venía. “Si la gano, como si el sábado no corro la crono”, avanzó. Y no la ganó. Y ayer corrió la contrarreloj. Y la contrarreloj le acabó dando la victoria final de la Vuelta al País Vasco. “Os he roto a todos los pronósticos”, decía divertido en los aledaños del podio, con el carmín de los besos de las azafatas aún fresco en sus mejillas y la txapela sobre su cabeza.
“Lo que me ha pasado a mí te da una idea de lo que es la vida. Llevaba un año entero persiguiendo una victoria y ahora en cuatro días me han llegado tres”, reflexionaba el corredor catalán, que desde el primer instante que se puso bajo los focos en esta carrera aseguró que no pensaba en la general pero acabó llevándose el gato al agua por delante de Sergio Henao (Sky) y Jon Izagirre (Movistar). “No era por taparme. Tenía muchas ganas de hacerlo bien, pero si te digo que estaba seguro de ganar te estaría mintiendo. En una crono siempre tengo la duda de cómo me va a salir, pero un recorrido así es una maravilla”.
Esta victoria le sabe a...
-Gloria, me sabe a gloria. Es fácil decir que el recorrido me iba bien, que llegaba bien de forma pero... Ostras, ganar una Vuelta al País Vasco es muy complicado. Yo que he corrido aquí en mis años de aficionado siempre he visto esta prueba como una de las mejores del calendario. Sabemos además que se disputa en un momento de la temporada en el que todos los corredores están bien, en el que las clásicas están ya encima... Ganar esta carrera es muy importante, tanto para mí como para el equipo.
¿Cómo ha planteado la crono?
-El ciclismo se autoinventa, todos los equipos llevan cada vez más aparatos, estudian el terreno... Hace diez años nadie se imaginaría estas cosas del cambio de la bicicleta. Al final cualquier segundo vale, el equipo ha decidido incluso montarme más peso de lo normal en la cabra para tirarme hacia abajo e intentar llegar con algo de tiempo a la subida respecto a Henao, Yates o Quintana y cambiar en el momento justo para no perder tiempo. Verme delante en una crono y ganar País Vasco el último día es alucinante.
Tras la decepción de la Volta, usted venía con la idea de que esta carrera y sus recorridos le podían ir bien.
-Un recorrido como este me viene que ni calcado, pero creo que nadie habría apostado por mí en la crono. Pero esto no era una crono al uso, era como una fuga a la que le quedaban 20 kilómetros para meta y había que ir a cara perro. En el tramo final he llegado a 500 metros de la meta, he metido el 28 y solo con subir era un milagro. He llegado muerto. Me apretaban desde el coche para darlo todo y ya lo estaba haciendo, no podía dar más. El que ha disputado la crono ha tenido esta misma sensación.
¿Le iban dando referencias?
-Me iban diciendo que iba muy bien, que era el mejor de la general pero no me han dado tiempos, lo que me acojonaba un poco. No sabía a ciencia cierta las referencias, solo que iba mejor que Quintana y Henao. ¿Me decís que en el punto intermedio solo le sacaba un segundo a Henao? Pues pensaba que era más, imagínate.
Lo que son las cosas, hace un mes correr esta prueba no entraba en sus planes.
-Es el destino, como todo. El año pasado ganamos en Catalunya, llegábamos incluso mejor a las clásicas, parecía que nos íbamos a comer el mundo, nos dimos un galletazo y a partir de ahí no levantamos cabeza. Es el ciclismo, es el destino, y las cosas vienen así. Al no poder correr la Volta cambié rápidamente el chip. ¡Igual sin el virus hubiese corrido Catalunya y en vez de dos etapas habría ganado tres!
¿Se acostó el sábado pensando que podía ganar esta carrera?
-Sí, sobre todo porque estaba en el mismo tiempo que Henao. De Yates no teníamos referencias en crono pero me dijeron que en París Niza perdió un minuto en la del Col d’Eze y que el prólogo lo hizo también muy mal, Quintana está haciendo muy buenas cronos en los últimos tiempos y a partir de Nairo hacia atrás teníamos que hacerlo muy mal nosotros para que nos batieran. Me acosté con las ganas de decir ostras, puedo ganar una Vuelta al País Vasco, pero si te soy sincero mi pensamiento era hacer un podio.
Los aficionados le han demostrado su cariño en todo momento.
-La afición vasca es una pasada, estoy emocionadísimo. Además de correr aquí en los años como ciclista aficionado hay muchísima gente que me conoce. Pienso que es de las mejores aficiones del mundo.
Después de un año 2014 tan complicado, ¿es esto el regreso de Joaquim Rodríguez, su resurrección...?
-Esto lo que me hace es mucha ilusión y me da muchas ganas, pero después de lo del año pasado, de la rabia que da ver que quieres pero no puedes, que no llegan las cosas, que mucha gente parecía estar cerca de mí pero luego no lo ha estado tanto... Todo esto te hace pensar que lo importante es seguir tu línea, tu forma de trabajo. Así es como me ha ido bien.
¿Llego a dudar alguna vez sobre si iba a poder recuperar su mejor nivel?
-En ningún momento. Las sensaciones de trabajo teniendo en cuanta las circunstancias eran buenas y, sobre todo, tenía ilusión. Después de cada hostia que me he dado la cabeza me decía que había que seguir trabajando, eso es lo primordial en el ciclismo, que las ganas nunca se pierdan. Para mí 2014 habrá sido el año más desastroso pero también del que más he aprendido con diferencia en mi carrera profesional.
¿Se siente el favorito número uno de cara a las clásicas?
-No, porque hay muchos. El mismo Henao va muy fuerte, ha sido su primera carrera después de mucho tiempo sin correr y seguro que llegará todavía mejor a las clásicas; Alejandro Valverde viene de hacer una muy buena Volta y sin la caída la podría haber ganado; a Gilbert se le ha visto bastante fino aquí... Creo que van a ser unas clásicas muy buenas.
¿Es la Lieja su gran objetivo?
-Sin duda. Es la carrera que más me gusta y la más buscada por todos porque dentro de las tres es la única que es un monumento. Para los corredores de mi condición es la más bonita de todo el año, pero desde el domingo en la Amstel intentaremos hacerlo bien, aunque los últimos cambios que ha habido en esta carrera no me vienen demasiado bien.
Todavía queda mucho para el Tour, pero este año se ve que todos los grandes favoritos tienen carreras buenas pero también otras malas. ¿Es algo que le anima?
-Al menos se ve que son humanos, porque llevábamos un tiempo que parecía que Froome y Alberto Contador volaban en todas las carreras en las que competían. Ahora se diría que hay más igualdad. Sigo pensando que ellos dos y Nairo Quintana salen un punto por encima del resto, pero creo que este Tour, al haber descendido los kilómetros de contrarreloj, va a ser muy abierto también por el recorrido, que puede meter a mucha gente en la pelea.
Acaba contrato con Katusha. ¿Es algo en lo que piensa?
-Quieras o no, estas victorias te dan tranquilidad de cara al futuro por si alguien podía tener dudas sobre tu rendimiento. Siempre he dicho que ya voy año a año porque tengo una edad, pero la cabeza me dice que todavía quiere seguir mucho tiempo en esto.