AUGUSTA - “I’m playing the Masters”. El anuncio de Tiger Woods sonó como cuando hace 20 años Michael Jordan comunicó su primer regreso a la NBA con aquel escueto “I’m back”. El golfista de Cypress resolvió una incógnita que se prolongó varias semanas con unas palabras no mucho más extensas: “Voy a jugar el Masters”. Dos años seguidos sin el exnúmero uno del mundo y aún hoy un jugador con gran poder de convocatoria en el tee de salida del hoyo 1 del Augusta National habría sido un golpe duro para el torneo más mediático del mundo, que comienza este jueves. Todavía entre los diez deportistas que más dinero ingresan por distintos conceptos, Woods tiene que estar en el primer Major del año, aunque su estado de forma actual le coloque lejos, muy lejos, de la condición de favorito para obtener su quinta chaqueta verde.
La primera la obtuvo en 1997 cuando empezó la leyenda de la voracidad de Tiger Woods, la que le hacía temible para todos sus rivales. Entonces, inició su cuenta de catorce grandes y un dominio que se extendió durante una década. Pero desde el US Open de 2008, el golfista californiano no levanta uno de los grandes y camino ya de los 40 años, no parece fácil que alcance los 18 de Jack Nicklaus. Por primera vez desde 1996, Woods ha caído por debajo del Top 100 en el ranking mundial como consecuencia de que su juego no es el que era.
Una lesión en la espalda le limitó en 2014, en el que solo pudo disputar siete torneos, y en 2015 la cosa no ha ido mucho mejor. Tiger Woods solo ha podido disputar dos torneos, en ambos se quedó fuera del corte y en el primero de ellos, en Phoenix, firmó una vuelta de 82 golpes, la peor de su carrera. En los últimos doce meses, solo ha podido completar dos torneos y cuando a mediados de febrero anunció que se tomaba una pausa entró en esa encrucijada de la que no se libran ni las grandes estrellas del deporte: la de cuánto es el deseo de seguir adelante y cuánto el sentirse satisfecho con lo conseguido, en su caso 105 trofeos.
A comienzos de la pasada semana, Woods aterrizó con su avión privado en el aeródromo de Augusta y quedó claro que, de momento, ha tomado el camino de intentarlo de nuevo. Pese a que está peleado con su swing tras sus problemas de espalda, Tiger siente que puede ser competitivo después de probarse estos días en el recorrido del Augusta National y en entrenamientos privados y casi secretos de los que apenas ha trascendido que su juego ha experimentado una apreciable mejoría, sobre todo en los golpes alrededor del green.
Como Michael Jordan en su día, también Tiger Woods pelea contra su propia leyenda, contra la idea de si podrá volver a ser el que fue. Y no es algo sencillo porque muchas expectativas, incluso las propias, pueden verse defraudadas. En este sentido, la ESPN ha realizado una encuesta anónima entre 103 jugadores profesionales que ha arrojado un resultado muy explícito: dos tercios de los consultados creen que Woods aún puede ganar algún Major más y que es capaz de volver a la cima mundial.
Hasta ver si eso ocurre, es Rory McIlroy quien porta la antorcha del primer puesto del golf mundial. El norirlandés de 25 años es el principal favorito para hacerse con el único torneo grande que le falta, aunque también es aquel en el que peores resultados acumula, con un octavo el año pasado como mejor clasificación al cabo de las cuatro jornadas. Pero McIlroy se ha apuntado los dos últimos majors que ha jugado, el Open Británico y el PGA Championship, y ha alcanzado a transmitir esa sensación de seguridad que acompañaba a Tiger Woods hasta hace poco.
En 2011, dejó escapar una ventaja de cuatro golpes en la última jornada y aún sigue queriendo quitarse esa espina. Llega a Augusta con buenas sensaciones y soñando también con completar el Grand Slam e ingresar en un reducido club en el que, además de Tiger Woods, están Ben Hogan, Jack Nicklaus, Gary Player y Gene Sarazen. “McIlroy va a conseguir, por lo menos, cuatro chaquetas verdes a lo largo de su carrera. Lo que está claro es que primero tiene que ganar un Masters, pero estoy seguro que tras el primero vendrán muchos más”, afirma el surafricano Ernis Els, que ha compartido entrenamientos con McIlroy y ha podido comprobar que su nivel de juego está muy arriba.
Sequía europea En el abanico de favoritos, hay que situar entre los golfistas locales a Bubba Watson, vigente campeón que busca su tercera chaqueta verde; a Jimmy Walker, actual líder del circuito americano; al joven Jordan Speith, con buenos resultados en 2015; y a JB Nelson, que ha ganado en Houston el último torneo del circuito de la PGA antes del Masters. El australiano Adam Scott, ganador en 2013, arrastra algunas dudas en su juego, pero es muy sólido y fiable como candidato a los primeros puestos. Entre los europeos, cuenta Henrik Stenson, número 2 del mundo y que ha empezado el año a un excelente nivel. Quizás entre el sueco y McIlroy consigan acabar con quince años de sequía de los jugadores de Europa en Augusta. Desde que Txema Olazabal ganara el Masters en 1999, ningún europeo lo ha vuelto a conseguir.