Garlan Eharialdea Serna, Bea, Betel (1), Noemi, Nefer Olaizola (1), Miriam, Nerea, Yurema Busteros (1), Leti de Pedro (6), Dumitria (5), Aitziber Alzola, Perdiguero, Nagore (3), Itziar Martín (2), Laura Salgado y Paula González.

Aiala Zarautz KE Collantes, Maialen (2), Agoues (2), Artola, Badiola (5), Granado (1), Zaldua (6), Urtiaga (3), Urdangarin, Arregui (2), Irati Eizaguirre, Ane (4), Alcoba (2), Cárdenas y Beristain.

Parcial 8-13 (primer tiempo) y 19-29 (segundo).

Árbitros Mónica García y Alba Curras.

Pabellón Sansomendi (250 espectadores).

vitoria - Los astros se alinearon y el milagro se produjo. Y al filo de las 20.30 horas, después de varios minutos de tensa calma sobre la cancha de Sansomendi, el Garlan Eharialdea se aseguraba de manera oficial para la próxima temporada un puesto en la División de Honor Plata, la segunda más importante del balonmano femenino nacional. Toda la tensión previa y posterior al partido se desveneció entonces de un plumazo y la alegría desbordó a todos los integrantes de esa gran familia que es el Ehari, ayer arropado por cerca de 250 ruidosos espectadores que nunca dejaron de corear aquello del “sí se puede, sí se puede”... Para entonces, fruto del desgaste físico y la presión, algunas jugadoras como Leti de Pedro, ayer la máxima goleadora con seis tantos, ya había roto a llorar. Compañeras como Paula González trataban de consolarla mientras que el resto manteaban en una perfecta piña a su entrenador, Iñaki Santamaría, y a su segundo, Alberto Andrés. No muy lejos de allí, Emiliano Torres, que pasa por ser el hombre orquesta de este club, atendía como podía a la prensa mientras celebraba la salvación con todos los amigos y familiares que bajaban en comunión a la cancha.

A esas alturas y en ese estado de excitación, el resultado del partido ante el potente equipo guipuzcoano (19-29) formaba parte ya del olvido. Tal y como estaba previsto, la lógica se impuso en la última jornada y todos los equipos implicados en el descenso, el Ehari entre ellos, acabaron perdiendo. Pero como quiera que la liga siempre premia la regularidad de cada equipo, las alavesas pudieron celebrar el día más importante de su historia aún perdiendo ante el Aiala, ya que los otros dos rivales que se jugaban el descenso también sucumbieron (el San Adrián lo hizo ante el Beti Onak por 30 a 24 y el Lagunak tampoco pudo con el Basauri, que se impuso por 21 a 14).

Sea como fuere, las cábalas se cumplieron y el guión destapó su página más gloriosa. No obstante, el sueño de ganar al Zarautz apenas duró cinco minutos, que fue el efímero periodo donde el Garlan logró ponerse por delante en el marcador (2-1). A partir de ahí, la apisonadora guipuzcoana no dio margen. Aún habiéndose clasificado ya para el play off, alimentaron la caldera hasta el final con una intensidad que no dio ninguna opción. Si a eso se añade el nerviosismo que las rojillas protagonizaban en cada jugada, las continuas, y aveces absurdas, pérdidas en las que incurrían o la reiteración de pasos, la cuesta arriba pronto se tornó insalvable. Y eso que al descanso el marcador fijaba un reñido 8-12. Pero llegó la reanudación y ahí se rompió el partido. Las imprecisiones se multiplicaron y el Aiala llegó a gozar de ventajas de hasta 13 goles. Para entonces el partido ya se jugaba en otros pabellones, aunque el equipo nunca estuvo al tanto. Solo al final, con el choque ya finalizado, llegó el momento de los móviles y los mensajes. Máxima expectación y silencio sepulcral antes del estruendo final. Las alavesas volverán a dar guerra el año que viene.