BILBAO - “Espero un partido movido porque tanto Jokin Altuna como yo somos pelotaris que acabamos el tanto”, confesaba Pablo Berasaluze ayer en el tapete negro del frontón Bizkaia. “Para mí, Jokin es un pelotari muy valiente y, aunque pierda pelota, a la siguiente se la juega. Es artista”, certifica el berriztarra. Es entre él y el puntillero guipuzcoano donde andan las miradas del encuentro del domingo en Bilbao, el partido que puede marcar el futuro de Juan Martínez de Irujo, por quien actúa el joven amezketarra, y Abel Barriola, su compañero, un manista que siempre pone por las nubes Jokin. “Abel es un zaguero que aporta muchísima confianza al delantero. Estoy muy a gusto de compartir gerriko con él”, certifica.
Comparten en cierta medida ADN el mago de Berriz y el joven guipuzcoano, recién aterrizado en el profesionalismo con vitola de estrella en ciernes, oportunidades y galones. Porque, aunque ya apuntaba el manista guipuzcoano, heredero de las artes de Ekaitz Saralegi, su paisano, su crecimiento ha sido exponencial en cada semana de juego. El pelotari argumentaba en sus inicios que una de las cosas que más le inquietaba era el ritmo y el aguante físico. Pues bien, después el trabajo junto al grupo de Aspe durante mucho tiempo, su cuerpo, aunque delgado y aún por terminar de hacer, muestra aspectos fibrosos, que van subiendo poco a poco sus enteros. Pero hay algo innato en su juego. Técnicamente es exquisito. De ahí vienen los parecidos con Berasaluze, otro delantero de juego en distancias cortas. “Son dos artistas”, confirma Barriola.
Y además no se corta. Altuna III significa ataque. Jokin es volcán, Jokin es la nueva perla, un pelotari de videojuego. Quizás al nivel de Elezkano II en el bando de Asegarce, otro manista joven con virtudes en el remate especiales. “Las cosas cambian si está Juan o está Jokin, porque Irujo es un pelotari más largo, pero Altuna poco a poco va alargando el pelotazo”, apostilla Abel, quien ayer, tras una sesión de entrenamiento de cincuenta minutos en el Bizkaia de Bilbao junto al amezketarra frente a Gorka Esteban y Aitor Irusta, se sentó con él a valorar el traqueteo de la sesión. En el partidillo frente al ezcarayense, espumoso en los cuadros delanteros, y el zaguero de Munitibar, el puntillero se cuadró como rematador, buscando las líneas del frontón, los ángulos, cada telaraña. Es su hábitat. Demasiado cerca de Pablo Berasaluze. Sus caminos se cruzan.
Con el encuentro del domingo en Bilbao, la sombra de Jokin Altuna se alarga ya hasta los diez en el Parejas. “No imaginaba que iba a jugar siquiera nueve cuando me dijeron que iba a ser suplente en Primera”, manifiesta el de Amezketa, quien ha alternado actuaciones en la élite y en festivales de empresa. No le importa. “Para mí es lo mismo”, revela el guipuzcoano, cuya seña de identidad es rayar al límite. “Yo tengo la misma ilusión y salgo con las mismas ganas en todos los partidos. En este, por ser a estas alturas de campeonato, no me siento más presionado. Yo tengo que salir a hacer lo mío. Intentaremos salir a hacerlo lo mejor posible y llegar a 22”, sostiene el delantero de Aspe.
Aitor Zubieta, desde la otra orilla, también echa flores al amezketarra. “Desde antes del Parejas, Altuna III ya dio síntomas de lo que juega, pero en el campeonato al no entrar de titular se toma los partidos con otra filosofía, con otro hambre y la verdad es que le están saliendo las cosas muy bien. Este año le está saliendo magnífico, está jugando una barbaridad y está ganando con amplia renta partidos que antes del campeonato parecían muy difíciles. Está haciendo un Parejas al nivel de cualquier titular, o mejor”, advierte el coloso de Etxarri-Aranatz.
Respecto al material propuesto en el cestaño, Berasaluze II y Zubieta prefirieron pelotas de 104,2, 104,5 y 105 gramos; mientras que Altuna III y Barriola se decantaron por cueros de 105,2, 104 y 105,5. “Nos hemos quedado a gusto con las pelotas”, declaró el berriztarra, quien agregó que “para nosotros es un partido importante, porque ayudamos a los de nuestra empresa”.