Mañana declararán en el Juzgado de instrucción número 2 de Iruñea los autores de la auditoría realizada por la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y el Consejo Superior de Deportes (CSD). La máquina procesal se pone así en marcha para averiguar el paradero de 3,7 millones de euros desviados de las cuentas de Osasuna bajo el mandato de Miguel Archanco, abogado, de 65 años, presidente del club navarro entre el 1 de julio de 2012 y el 16 de junio de 2014, fecha en la que dimitió de su cargo consumado el descenso a Segunda del equipo rojillo.
La nueva directiva de Osasuna, presidida por Luis Sabalza desde el 9 de diciembre de 2014, denunció el pasado jueves el desvío de esa cantidad de dinero. Es lo único de lo que se tiene constatación. Pero falta por conocer su destino. El afán inconfesable de su extravío. Porque Archanco, convertido ahora en una especie de apestado en Iruñea, no ha dicho esta boca es mía desde el día de su dimisión. Pero sí ha hablado, y cómo, provocando una gigantesca tormenta, Ángel Vizcay, hijo del que fuera secretario general del club desde 1947 hasta 1980; socio de Osasuna desde la cuna y abnegado gerente de la entidad futbolística navarra a partir de 1990, con el histórico Fermín Ezcurra, cuando el club pamplonés se ufanaba, y con razón, de ser ejemplar.
Una vez jubilado, el pasado mes de octubre, al parecer Vizcay no pudo contener los remordimientos de conciencia que afligían su atormentada alma, hasta el punto de protagonizar un hecho inaudito en la historia futbolística del Estado español: romper con la omertà implícita con la que se esconden los chanchullos y confesar en toda regla: el dinero distraído por Archanco fue destinado a comprar partidos, y así lo declaró en la LFP. Una delación que fue grabada. Eso sí. Según Vizcay, Javier Tebas le prometió que sólo perseguirían a los responsables de los actos ilegales y no a Osasuna como club, que corre el peligro de sufrir descenso administrativo de probarse las irregularidades, ni a él, que simplemente era un mandao.
El exgerente rojillo dijo que se reunió en mayo pasado en un restaurante de Madrid con dos jugadores entonces en el Betis, los centrales Amaya y Figueras, a quienes prometió una prima de 250.000 euros por vencer al Valladolid y otra prima por dejarse ganar frente a Osasuna, en el último partido liguero, donde el equipo navarro selló su descenso y el andaluz no se jugaba nada, porque acudió a la cita ya condenado. Lo cierto es que en la penúltima jornada el Betis derrotó al Valladolid (4-3) y luego perdió en El Sadar (2-1).
También está bajo sospecha el encuentro anterior, que Osasuna empató (1-1) frente al Espanyol en Cornellà. El conjunto catalán se aseguró la permanencia y los rojillos llegar a la última jornada con esperanzas.
En el Espanyol negaron cualquier tipo de amaño. Tampoco consta denuncia alguna y parece improbable que Osasuna pudiera dar por bueno el empate, teniendo en cuenta que no dependía de sí mismo para evitar el descenso, cuya desgracia consumó.
El pasado miércoles, Sabalza se reunió con Vizcay para contarle el malestar del club por traicionar al equipo de sus amores, acusándole nada menos que de sobornar a sus rivales.
La falta de pruebas “Tengo la conciencia muy tranquila porque no hemos amañado ningún partido. El equipo no se vendió, eso es mentira. Ni siquiera jugué el partido contra Osasuna porque estaba lesionado”, contestó Antonio Amaya, ahora futbolista del Rayo Vallecano y uno de los señalados directamente por Vizcay. Porque, que se sepa, no consta que el probo exgerente aportara pruebas concluyentes al respecto.
La maquinaria judicial sin embargo está en marcha, intentando averiguar el paradero del dinero no justificado, sin que necesariamente esté vinculado al amaño de partidos. En concreto el juez ha encargado a la policía averiguar la identidad de las personas que el 1 de junio de 2013 firmaron el contrato con Flefield, entidad afincada en la isla de Madeira, por 1.440.000 euros y a cuenta de qué; o con dos agentes inmobiliarios por 900.000 euros, y la identidad de un supuesto ‘agente deportivo’, que recibió 76.611 euros. La Policía, que el pasado jueves registró las oficinas del club en El Sadar, también sigue el rastro de las personas que retiraron 1.3445.000 euros en efectivo desde noviembre de 2013 a junio de 2014 y cual fue su finalidad.
El nombre de Patxi Izco, antecesor de Arcancho, en cuya junta estuvo integrado, comienza a aparecer en el enredo. Una directiva bajo cuyo mandato, y la condescendencia de los presidentes forales Miguel Sanz y Yolanda Barcina, ambos de UPN, Osasuna disparó su deuda con Hacienda hasta los 72 millones de euros, obligando al Gobierno navarro a intervenir comprando El Sadar y Tajonar, una medida que Bruselas investiga al ver indicios de ayuda de Estado.