ARSENAL: Ospina, Bellerín, Mertersacker, Koscielny, Gibbs, Coquelin (Oxlade-Chamberlain, min. 68), Cazorla (Rosicky, min. 81), Alexis, Özil, Welbeck y Giroud (Walcott, min. 60).

MÓNACO: Subasic, Elderson, Wallace, Abdennour, Touré, Fabinho, Moutinho, Kondogbia, Dirar (Kurzawa, min. 82), Martial (Bernardo Silva, min. 84) y Berbatov (Ferreira-Carrasco, min. 76).

Goles: 0-1, min. 38, Kondogbia. 0-2, min. 53, Berbatov. 1-2, min. 90, Oxlade-Chamberlain. 1-3, min. 92, Ferreira-Carrasco.

Árbitro: Deniz Aytekin (ALE). Amonestó a Coquelin, Bellerín; Elderson y Joao Moutinho.

Incidencias: Emirates Stadium. 55.000 espectadores.

londres - El Arsenal volvió a darse de bruces con los octavos de final, su ronda maldita en la Liga de Campeones, tras perder en su propio estadio a manos del AS Mónaco, que venció (1-3) en la capital británica gracias a los goles de Kondogbia, en la primera parte, y de Berbatov y Ferreira-Carrasco, en el acto final. El equipo inglés volvió a repetir el mismo tropiezo, aunque esta ocasión no tenía al FC Barcelona delante.

Ayer, en Londres, no hubo perdón para los pupilos de Arsène Wenger. El alsaciano, en el cargo desde 1996, sigue sin renovarse y atragantándose con los octavos de final, ronda que no han superado en las últimas cuatro temporada.

Este curso, salvo milagro, será el quinto en el que encallan camino hacia un nuevo éxito en el Viejo Continente. No está Henry, tampoco Pires, ni aquel rubio llamado Denis Bergkamp. Los tiempos han cambiado en el equipo de los cañones, pero las viejas costumbres se mantienen. En su primer envite de octavos, los londinenses echaron en falta un delantero con acierto. Generaron ocasiones, dominaron la posesión, pero el Arsenal fue incapaz de ver portería en el primer asalto de la eliminatoria. Wellbeck avisó a los dos minutos y Giroud se hartó de fallar ocasiones hasta que fue sustituido a la hora de partido.

El francés, negado de cara a gol, falló dos oportunidades clamorosas, y desesperó a sus compañeros. Sus continuos errores le llevaron a ser cambiado por Walcott, que tampoco mejoró los guarismos. - E.P.