PAMPLONA - “Como para todo, hay que buscar el lado positivo de las cosas”, confiesa Mikel Idoate. Lo dice por experiencia. Acumula ya el delantero de Asegarce siete meses en el dique seco desde que le entrara una pelota en la zurda en su primer encuentro de una feria de San Fermín que iba a ser “un premio” por su disposición en el Manomanista, siempre en pie de guerra. Después, le encontraron unos bolos en la mano, la temida fibrosis, y que tenía el tejido subcutáneo dañado. “Y en septiembre tuve que operarme”, recuerda el chantreano. Fue en Bilbao.
Confiesa el delantero navarro que, en las últimas tres semanas, la evolución de la mano se ha estancado un poco, aunque tras operarse vivió una “mejoría rápida”. “Ahora voy a empezar un tratamiento nuevo con el que espero avanzar. Necesito un empuje, porque se había parado. Espero estar dentro de poco jugaNdo de nuevo, porque tengo ganas”, observa el puntillero de Asegarce, quien analiza que “todavía supone un poco de incertidumbre, porque no sabemos si funcionará o no. En caso positivo, espero poder estar con la pelota dura en tres semanas”. Y es que, según confiesa Idoate, en la actualidad, el dolor aparece con ese material. “Con la goxua no me molesta”, manifiesta. El manista tiene previsto darle un giro a la rehabilitación mañana. “Todo depende de cómo salgan las cosas”, desgrana.
Son ya siete meses fuera de las canchas para el chantreano, que evoca que “una pelota se me metió en la mano en San Fermín y fue cuando me dijo basta. De todos modos, a principios de año ya me tocó estar parado durante un par de meses y después jugué el Manomanista sin dolores. Sí que es cierto que notaba la mano rara, pero no sentía molestias. Quizás cuando entrenaba se me cargaba más de lo normal”. Los problemas llegaron con una fibrosis instalada en el tendón del tercer dedo de la zurda. “En medio de la palma de la mano, justo”, especifica.
Todavía con las dudas de que el regreso se dilate más o menos, Idoate afirma que “hay que ver el lado positivo de las cosas y, aunque una lesión sea muy mala para el deportista, tiene que servir para hacernos más fuertes. Además, son cosas que vienen y hay que tomarlas así. No puedo hacer más que poner todo de mi parte”. De este modo, Mikel hace manos todos los días entre 30 a 45 minutos; acude a Vitoria cuatro veces por semana para someterse a sesiones fisioterapia con el equipo de Iñigo Simón; visita al doctor Galán de Bilbao; y a diario se pone hielo, crema, el vibrador y se masajea por su cuenta. Asimismo, no ha parado de entrenar físico. “Me encanta, pero además me ayuda mentalmente estar con todos los compañeros dentro del grupo”, asiente. Remacha Idoate además que “la pelota se ve distinta desde fuera; espero que me sirva para aprender”.