londres - El Torneo de las Seis Naciones de 2015 inició ayer una edición menos trascendente de lo habitual. La Copa del Mundo de rugby que se disputará en Inglaterra a partir de septiembre ha eclipsado la competición continental y ha reducido el duelo entre las potencias del Viejo Continente a un plano secundario. Los equipos más poderosos de Europa convertirán el campeonato en un laboratorio de pruebas para afinar sus tácticas y sus plantillas antes de la principal cita del calendario.
En teoría, el campeón del torneo debería ser el principal candidato europeo al título planetario, pero el ganador del Seis Naciones solamente ha sido el equipo del Hemisferio Norte mejor clasificado en tres de los siete mundiales que se han disputado hasta ahora. El Seis Naciones, en cualquier caso, se presenta para los grandes como una oportunidad de ilusionar a la afición y de obtener un triunfo que mitigue un posible desastre mundialista. Además, como siempre, una vez con el balón en juego, la rivalidad secular entre los contendientes asegura la intensidad y la emoción de los enfrentamientos.
Un año más, son varios los aspirantes al triunfo final. Irlanda, la última campeona, tratará de encadenar un doblete que no logra en solitario desde 1949; Inglaterra, anfitriona del Mundial, quiere mejorar la segunda plaza del pasado año; y Gales aspira a recuperar el título logrado en 2013.
El torneo arrancó ayer con un duelo de máximo nivel entre Gales e Inglaterra en Cardiff. El choque enfrentará a las dos selecciones más laureadas del torneo y a dos aspirantes al triunfo, pero aún así, y es significativo, las aficiones contemplan este partido como un anticipo del que medirá a ambos conjuntos en la fase de grupos del próximo Mundial.
Hoy, Irlanda, con la baja de Jonathan Sexton, se enfrentará en Roma a una Italia que sueña sin demasiada fe con repetir el triunfo logrado ante los irlandeses en 2013. Además, Francia, sin el lapurtarra Chales Ollivon, recibirá a Escocia.
Campeón y favorito
Irlanda tiene dos argumentos de peso para reclamar el papel de favorito. Primero, porque, empujado por el deseo de honrar a Brian O’Driscoll en su último torneo, el XV del Trébol conquistó la edición de 2014 en un igualado duelo frente a Inglaterra que se resolvió por la diferencia de tantos. En segundo lugar, los irlandeses solo cayeron ante los ingleses el año pasado y todavía no han perdido un solo partido en la era post O’Driscoll, con victorias de prestigio ante Sudáfrica (29-15) y Australia (26-23). Con la excepción del centro, ya retirado, el seleccionador Joe Schmidt mantiene un equipo similar al del pasado año. El calendario del torneo también sonríe a Irlanda, ya que recibirá en Dublín a dos rivales directos como Inglaterra y Francia, y solo deberá visitar Gales.
Se juega el título a domicilio
Para Inglaterra, realizar un gran papel en su Mundial es casi una cuestión de orgullo nacional y el XV de la Rosa quiere empezar a demostrar su valía en este Seis Naciones. Los ingleses, ganadores en 2011, llegaron a la última jornada de las dos últimas ediciones con opciones reales de ser campeones, pero en ambas ocasiones el triunfo se les escapó entre las manos y no quieren que vuelva a ocurrir.
Inglaterra tiene dos factores en su contra: que deberá visitar a los otros dos teóricos aspirantes al título -Gales e Irlanda- y que, entre otras ausencias, no podrá contar en todo el torneo con quien ha sido su guía y apertura en los últimos años, Owen Farrell, por una lesión en la rodilla. Así, en el primer partido, ante Gales, el seleccionador Stuart Lancaster alineará un equipo inicial donde un tercio de los componentes cuentan con menos de diez internacionalidades.
Con el calendario a favor
Los campeones de 2012 y 2013 parecen un peldaño por debajo de Irlanda e Inglaterra, aunque, en teoría, es el aspirante con mejor calendario. El pasado año los galeses terminaron terceros y solo perdieron ante ingleses e irlandeses, y en esta edición jugarán como locales ante estos rivales y su desplazamiento más peligroso será el viaje a París.
El seleccionador Warren Gatland cuenta con la mayor parte del bloque del equipo bicampeón -salvo en la primera línea- y, aunque su juego ha perdido brillantez, en los tests de noviembre el XV del Dragón venció a Sudáfrica (12-6) y cayó dignamente ante Australia (28-33) y Nueva Zelanda (16-34). Aún así las casas de apuestas le otorgan la tercera posición en la lista de favoritos.
Una incógnita
En teoría, Francia debería tener potencial para optar siempre a la victoria en el Torneo de las Seis Naciones. En la práctica, el XV del Gallo no inspira ninguna confianza desde que Philippe Saint-André está a su cargo. Los continuos cambios de jugadores han impedido la consolidación de un bloque que sepa a qué juega y, en vísperas del Mundial, la selección gala sigue siendo una incógnita. El orden de los partidos tampoco le beneficia. Los galos, no obstante, pueden ser capaces de sorprender a alguno de los favoritos. No en vano, el año pasado ya lograron vencer a Inglaterra en París en unas circunstancias muy similares.
La última esperanza de la afición francesa es que el rugby imite a su selección de balonmano...
Objetivo: evitar la última plaza
El XV del Cardo, penúltimo en 2014, parte con el objetivo de volver a evitar la última plaza. Los de Vern Cotter tienen a su favor que jugarán en Murrayfield ante Italia, pero parece complicado que puedan volver a lograr las dos victorias que sumaron hace dos ediciones.
Adiós a la cuchara de madera
Los azzurri quieren volver a la senda de 2013, cuando finalizaron cuartos con dos victorias, y desean desprenderse así de la cuchara de madera que se merecieron en la última edición. La delantera italiana es temible, pero le faltan refuerzos y un tres cuartos que acompañe. El duelo ante Escocia en Murrayfield se presume otra vez como la clave para dirimir la sexta plaza. Los de Jacques Brunel, además, esperan con ilusión la visita de Francia en busca de su tercer triunfo ante los galos.