vitoria - Javier Ruiz de Larrinaga vive con calma las horas previas al Mundial de ciclocrós que se celebrará mañana en Tabor. Precisamente, en dicha localidad checa se estrenó en la principal cita del calendario el corredor alavés, que ahora va a encarar su octava presencia en la carrera que determinará quién porta el maillot arcoíris. Una cita que estará marcada por el mal estado del circuito, en el que se prevé que se acumule una gran cantidad de nieve y en el que también podría haber zonas heladas a causa del temporal de los últimos días. El objetivo de Ruiz de Larrinaga es acabar entre los treinta primeros y, a ser posible, mejorar el vigésimo octavo puesto -su mejor clasificación- que logró en Louisville en 2013.
“Ya veremos lo que nos encontramos. No será cómo el primer Mundial en Tabor, donde lo pasé realmente mal, sin experiencia alguna sobre hielo, si bien llevo sin enfrentarme a la nieve desde una Copa del Mundo en Hoogerheide hace tres años. Aun así, no deja de ser un Mundial y tenemos que dar el máximo y dejarnos de excusas. La gente estará a su mejor nivel, pero con la mejoría internacional que he demostrado, estar entre los 30 primeros se antoja realista y firmar mi mejor puesto sería buena forma de redondear un gran año internacional”, señala el de Amezaga de Zuia. - DNA