Montenegro18

España19

MONTENEGRO Barjaktarovic; Radicevic (6, 1p), Katarina Bulatovic (4, 1p), Andjela Bulatovic (1), Jovanovic (2), Pavicevic (2) y Mehmedovic (1) -siete inicial-. Rajcic, Petrovic (2), Klikovac, Jaukovic, Malovic, Ramusovic, Despotovic y Knezevic.

ESPAÑA Navarro; Carmen Martín, Mangué (4), Eli Chávez (3), Elorza, Barbosa (2) y Eli Pinedo (5) -equipo inicial-. Temprano (ps), Marta López, Núñez, Bea Fernández (1), Aguilar (1), Escribano, Pena (3), Lara González y Egozkue.

Marcador cada cinco minutos 0-2, 2-4, 2-6, 4-9, 5-12 y 8-13 (descanso); 10-14, 11-16, 13-16, 13-16, 15-18 y 18-19 (final).

Árbitros Brunovsky y Canda (Eslovaquia). Excluyeron por dos minutos a Klikovac por Montenegro; y a Elorza y Lara González por España.

Pabellón Papp Laszlo Sportarena de Budapest.

Budapest - La selección española femenina de balonmano disputará, seis años después de colgarse la medalla de plata en el Europeo de Macedonia, su segunda final continental, tras imponerse ayer en semifinales a Montenegro, la vigente campeona, gracias a una nueva lección defensiva.

Liderada por una majestuosa Silvia Navarro, que cerró el choque con un espectacular 50% de paradas, tras atajar un total de 18 balones, la defensa sostuvo a un equipo español que coqueteó con el desastre en el segundo tiempo, tras una magnífica primera mitad. Pero si en ataque -6 goles en los segundos 30 minutos- España se desplomó, en defensa las de Jorge Dueñas mantuvieron la misma intensidad que les permitió desnudar en la primera mitad todas las carencias de las balcánicas.

Toda una lección defensiva en la que España, a base de movilidad y coordinación, no solo consiguió entorpecer los lanzamientos de larga distancia, la principal arma de las montenegrinas, sino evitar, además, la conexiones con la jugadoras de segunda línea. Un trabajo en el que destacó, sobremanera, la actuación de la lateral Alexandrina Barbosa, que lució velocidad de piernas para anticiparse continuamente a las trayectorias de las cañoneras balcánicas, que presionadas bajaron notablemente su efectividad. Circunstancia que permitió a la selección española dejar a toda una campeona de Europa y subcampeona olímpica como Montenegro en tan solo dos goles (2-6) superado el ecuador de la primera mitad.

Pero el acierto del conjunto español no se limitó en el primer período tan solo a la defensa, ya que en ataque las guerreras lucieron argumentos que hasta ayer apenas habían mostrado en el torneo, como un efectivo juego con Eli Chávez -anotadora de 3 goles- en el pivote.

Tantos a los que se unieron los que lograron desde la larga distancia, otra novedad para el conjunto español, jugadoras como Marta Mangué, Nerea Pena o Beatriz Fernández, que disparó con un soberbio latigazo hasta los siete goles (4-11) la ventaja de las española en el marcador. Una renta que se redujo a cinco goles (8-13) al llegar al descanso.

14 minutos sin anotar España, no obstante, a punto estuvo de dejar escapar una final que casi parecía segura al descanso, tras encadenar más de catorce minutos sin marcar en un segundo tiempo en el que las de Dueñas parecieron revivir la pesadilla sufrida el lunes ante Rumanía, cuando dejaron esfumar la victoria en la segunda mitad.

Si el lunes la portera rumana Ungureanu personificó los problemas ofensivos del equipo español, ayer fue la joven Marina Rajcic, que logró un 64% de paradas en el segundo período, el muro con el que se estrelló una y otra vez el equipo español.

Un auténtico cataclismo del que se encargó de rescatar a España la portera Silvia Navarro, que respondió a cada una de las intervenciones de la guardameta montenegrina con otra no menos soberbia parada, lo que impidió la remontada de un cada vez más crecido conjunto balcánico.

España tiró de oficio para hacer llegar el balón a la extremo Eli Pinedo, que puso el 17-19. Aunque Radicevic puso el miedo en el cuerpo acortando distancias (18-19), las guerreras acabaron por alzarse con un triunfo que les mete en la final del domingo. - Efe