Vitoria - Durante los dos últimos años, el alavés Jordan Santos ha centrado todos sus esfuerzos en tratar de descubrir los motivos por los que los corredores kenianos dominan a su antojo las pruebas de fondo. Atleta con resultados notables, decidió colgar prematuramente las zapatillas de tacos para dedicarse por entero a su otra faceta, la de científico. De esta manera, tras doctorarse en Biología en la UPV se embarcó en un apasionante proyecto que le llegó desde la otra parte del mundo. Con anterioridad había realizado dos estancias de investigación en la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y fue allí donde puso en marcha el programa destinado a buscar las causas de la superioridad keniata. Pues bien, casi dos años después y con Santos ya de regreso en Vitoria para trabajar en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (antiguo IVEF), todo ese duro esfuerzo se ha visto recompensado.
Y es que la Journal of Applied Physiology, la revista científica más importante a nivel mundial en el ámbito de la fisiología del ejercicio, ha publicado las conclusiones del estudio llevado a cabo por el vitoriano. Un reconocimiento extraordinario que le sitúa dentro de la élite científica dentro de este campo y que confirma que el camino iniciado por su trabajo tiene enormes posibilidades por delante.
Porque uno de los principales logros de Jordan Santos es haber buscado en un territorio que nadie se había decidido a explorar hasta el momento. Los intentos por explicar la superioridad africana han sido numerosos pero siempre habían indagado en otro tipo de parámetros como pueden ser la morfología o el entorno en el que viven. Sin embargo, el biólogo alavés apuntó en otra dirección y se propuso medir el nivel de su oxigenación cerebral, que estaba considerado como el principal parámetro limitante que influye en la extenuación.
Para ello, consiguió que quince atletas kenianos de élite de la tribu Kalenjin -una cifra muy importante puesto que normalmente no están dispuestos a someterse a este tipo de estudios- a los que se les exigió demostrar su calidad sobre el terreno antes de entrar en el laboratorio, se pusieran en sus manos.
Y ahí comenzaron a surgir las revelaciones. “En contra de todo lo publicado hasta ahora vimos que eran capaces de mantener su oxigenación de manera estable durante la prueba de cinco kilómetros que les practicábamos, lo que tiene implicaciones para el rendimiento. Cuando la oxigenación cerebral en el lóbulo prefrontal cae, la actividad neural de esa zona también cae. Esa zona está muy relacionada con el control del movimiento y la toma de decisiones, por lo que se ha propuesto que la caída en la activación neuronal podría explicar la caída del rendimiento que se ha observado en atletas europeos al caer la oxigenación cerebral. Como en kenianos esta caída no ocurre, creemos que la activación neuronal en el lóbulo prefrontal no se ve comprometida y quizá esa capacidad de mantener su oxigenación cerebral de manera estable pueda contribuir a su gran rendimiento en las pruebas de fondo”, resume Santos.
Con estos espectaculares resultados que echaban por tierra todo lo que se daba por sentado hasta el momento, llegaba el momento de interpretarlos y la teoría del científico vitoriano apunta en varias direcciones. “Atribuimos su oxigenación cerebral estable durante esfuerzos máximos a factores de vida tempranos como la exposición prenatal a alta altitud y los grandes niveles de actividad física durante la niñez. La exposición prenatal a alta altitud tiene unos efectos protectores sobre el feto, un mayor flujo de sangre a la arteria uterina, que podría implicar una mayor capacidad cardiopulmonar en la madurez y, por consiguiente, una menor incidencia de la desaturación arterial durante ejercicios de alta intensidad. Por su parte, la práctica de ejercicio físico de manera habitual durante la niñez implica beneficios como incrementos en la masa ventricular, coordinación motora, menores niveles de citoquinas y, lo más importante, un mayor crecimiento neural consecuencia de una mayor vascularización del encéfalo. Este último punto podría explicar también parcialmente el que su oxigenación cerebral se mantenga durante esfuerzos máximos”, sostiene. Unos argumentos, que le han abierto de par en par la puerta de la más prestigiosa publicación científica.