Bilbao - “Hacía unos años que no encontraba esa motivación extra y ahora la estoy disfrutando”, revelaba Mikel Olaetxea a la altura de los cuartos de final del Cuatro y Medio. Su entrada en la liguilla había sido una sorpresa opinada desde su incursión en la competición. Al lizartzarra le comunicaron primero que su carrera estaba en Segunda, donde este año se ha programado un caladero de promesas y un recorte importante de pelotaris en liza. Olaetxea, campeón de Promoción en 2008, según Asegarce no estaba destinado a Primera. Sin embargo, la mala suerte de algunos de los fijos de la operadora bilbaína fue la que le abrió el hueco. En el dique seco estaban Pablo Berasaluze, Danel Elezkano y Mikel Idoate, que apuntaban a titulares. Por lo que Mikel fue el recambio.
Como confesaba el pelotari de Lizartza, necesitaba una motivación. La consiguió a base de ganar partidos: Lemuno, Jaunarena, las campanadas de Barriola y Ezkurdia y el no va más, el triunfo ante el mejor pelotari de la historia dentro del Cuatro y Medio, Aimar Olaizola. Sin embargo, la diferencia de tantos en su derrota con Oinatz Bengoetxea le dejó fuera de las semifinales. En una competición como la jaula, que vuelve a repetir semifinalistas y ya acumula varios años sin excedente de caras nuevas, el lizartzarra ha supuesto un soplo de aire fresco. Quizás, su mayor exponente fue en el triunfo ante el delantero de Goizueta, sublime.
La eliminación, por los pelos, ha puesto en la parrilla de salida a un delantero rematador, con capacidad de hacer daño con el saque-remate y cerca del frontis. El destino le debía una, porque, cuando en 2011 triunfó en el Parejas y en el Manomanista de Segunda, su nombre sonaba fuerte para el campeonato de dúos de Primera. Le faltaba un hueco a Asegarce y estaba entre Iker Arretxe y él. En la carrera por el puesto, Olaetxea se fastidió las manos. Y se acabó su sueño. No hubo más opciones. Pero el Cuatro y Medio le vuelve a depositar una razón para pelear. Mikel acaba fuera de semifinales, sí; pero sale reforzado.