MADRID - Lewis Hamilton se blindó ayer con una coraza de puntos como líder del Mundial de la Fórmula 1 después de vencer el Gran Premio de los Estados Unidos. El piloto inglés obró con máxima inteligencia, resguardado, a rebufo de su compañero de equipo y máximo rival en la pugna por el campeonato, Nico Rosberg, que lideró la carrera hasta que le dejó el británico. Hamilton se refugió en la estela del alemán, sin mostrar la gran baza de su ritmo, escondiendo su arsenal de décimas y analizando los puntos débiles de su mayor enemigo, astuto al no entar en batalla más que para dar la estocada definitiva, certera, precisa, letal. Así se consumió practicamente la mitad de la carrera en el circuito de Austin, con Rosberg al mando y fabricando Hamilton falsas ilusiones para el germano.

Fue en el abrazo número 24 de los 56 previstos para el trazado estadonunidense cuando Hamilton lanzó su único y mortífero ataque. En una apurada de frenada que pilló de sorpresa a un Rosberg demasiado abierto al enfocar la curva. Fue visto y no visto, pues poco antes, en la vuelta 16, se había producido la primera parada de Rosberg y la diferencia ascendía hasta los 2,5 segundos entre ambos. Hamilton se detuvo en la 17 y para la 24 había extinguido la renta del alemán.

Para entonces se había sucedido una entrada en pista del coche de seguridad, en la primera vuelta, tras colisionar Pérez con Raikkonen primero y seguido con Sutil. Circunstancia que apenas hizo mella en los posicionamientos, como tampoco lo hizo la salida, sumamente límpia.

Tras los Mercedes rodaban los Williams de Massa y Bottas, que, mal gestionados, cederían sus lugares a Ricciardo, el tercer piloto que subiría al podio gracias a los atinados pasos por boxes de Red Bull. Muestra de ello dejó también Vettel, que largó desde el pit-lane y fue séptimo, acosando a Fernando Alonso y su sexta plaza.

ROSBERG, SIN REMONTAR Una vez cazado el primer lugar, Hamilton no dio alternativas. Se cobró una ventaja de 1,5 segundos en apenas vuelta y media. Y tras completar la segunda y última parada, la renta era de 4,5. Restaban 22 vueltas y Rosberg no daba síntomas de capacidad de remontada.

La hemorragia de puntos que viene sufriendo seguiría siendo tal, pero ya con solamente dos carreras ante la visera, el Gran Premio de Brasil y el postrero de Abu Dhabi, donde se repartirán el doble de puntos. Peor le fue a Ricciardo, que matemáticamente dijo adiós al título, aunque poco le importaría viendo la superioridad de Mercedes. Una vez más batió a su compañero Vettel y se subió al podio a pesar de una mala salida que le relegó a la sexta posición en los instantes inaugurales. El australiano supo recomponerse y dejó en evidencia a Williams, que no fue capaz de defender el cajón con sus dos pilotos ante el piloto aussie.