Duración: 42:36 minutos de juego; 9:27 minutos de juego real.

Saques: 2 de Olaetxea (tantos 20 y 21) y 3 de Ezkurdia (tantos 5, 6 y 8).

Pasas del Cuatro y Medio: 1 de Ezkurdia.

Pelotazos: 245 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 16 de Olaetxea y 7 de de Ezkurdia.

Errores: 3 de Olaetxea y 3 de de Ezkurdia.

Marcador: 1-2, 2-2, 2-3, 3-3, 4-4, 5-6, 6-6, 8-7, 8-8, 9-11, 11-11, 11-12, 12-12, 15-13, 1613 y 22-13.

Botilleros: Ejercieron de botilleros Iraitz Olaetxea (con su hermano Mikel) y Mattin Ezkurdia (con su hermano Mikel).

Apuestas: De salida se cantaron posturas de 100 a 60 a favor de Ezkurdia.

Incidencias: Partido correspondiente a la liguilla de cuartos de final del Cuatro y Medio de Primera de la LEP.M (grupo A) disputado en el frontón baztan de Elizondo. 200 espectadores.

Bilbao - Mikel Olaetxea lo bordó. No hay más. El delantero de Lizartza, arte y ensayo, pura delicia, cuajó un partido increíble ayer en el frontón Baztan de Elizondo, encarnando su mejor versión justo cuando el guion así lo exigía. Olaetxea fue un ciclón, fue más que un Joseba Ezkurdia que duró medio partido, hasta que el remate del lizartzarra le dejó noqueado totalmente y sin posibilidad de reaccionar. La lona así lo atestigua. El arbizuarra, favorito ayer, cayó con todas las consecuencias, superado por un pelotari ratonero, excepcional y muchas líneas todavía que escribir en el Cuatro y Medio, una distancia en la que nunca había encontrado los resultados que ahora está viviendo. “Estoy como en una nube”, contaba hace unos días. ¡No bajes de ahí arriba, Mikel! Porque, en el cielo, el lizartzarra es guante de seda y espina, colmillo y caricia. Olaetxea fue ayer equilibrista cuando pintaban bastos, artista con el viento en contra y un huracán cuando remaba a centímetros de la orilla. Amparado en su remate, que por fin afloró en toda su amplitud, enorme, precioso, el lizartzarra superó el único argumento de Ezkurdia: potencia física. De hecho, si hubiera escrito Joseba su historia sería de violencia, porque quemó sus naves en la velocidad y en nada más. Y Olaetxea fue más y su saque le ayudó. Aguantó, se la jugó, salió cara y desperezó a un pelotari que suma loas en la jaula. No dejes de soñar. Primer punto en la liguilla de cuartos de final para Mikel, que está un poco más cerca de dar una sorpresa más.

Arribó Ezkurdia con músculo. Su partido pasaba por su velocidad de pelota por encima de todo lo demás. Se daba la circunstancia que la cátedra, además, cantaba por él. 100 a 60. Su hoja de ruta eran las revoluciones ante un adversario opuesto: artista, tranquilo y con un físico, a priori, más endeble. Así, logró ponerse mandando en el luminoso de salida. 0-2 y, tras el empate a dos y a tres, 4-6.

Fue entonces, cuando un gancho de Olaetxea acortó la distancia, cuando rompió a volar. A pecho descubierto. Sin arnés. Sin red. Sin miedo al impacto. Olaetxea fue más, movió a Ezkurdia y dio la vuelta al partido. Se puso de cara. 8-6. Se apoyó en el saque el lizartzarra para superar a su rival, vencido desde el disparo inicial, para dominar y acabar. Un yerro, no obstante, en esa suerte se tradujo en sufrimiento y en regalar un dos paredes a Joseba.

Igualdad. 8-8. Y despegue de Ezkurdia, otra vez, de Boeing 747. Bulldozer. Potencia. Purasangre. El 8-10 fue un tanto muy duro que Mikel defendió hasta llenarse y caer. 23 pelotazos. El tanto fue azul, pero la dinámica, no. Alcanzó el 8-11 Joseba. Y llegó el desplome. Olaetxea tomó el saque con un gancho a bote, se meció en el riesgo y ganó. Ezkurdia, tocado, no levantó cabeza. Mientras, soñaba Mikel a un centímetro de chapa. ¿Por qué volar más alto?