Vitoria - Cuando Josean Querejeta mira a su alrededor desde la presidencia del palco del Buesa Arena ve mucho más cemento del que le gustaría. Si la tendencia del Laboral Kutxa en cuanto a resultados es bajista en las últimas temporadas, no menos preocupante es la cada vez menor asistencia que presenta un pabellón en el que el goteo de aficionados perdidos se ha convertido en una constante en los últimos tiempos. Lejanos están ya los días de gloria y títulos y tampoco el juego del equipo ha sido para nada brillante. Poco importa eso al seguidor que vive el Baskonia como un sentimiento, pero la incidencia entre los que se suman al carro de los éxitos y los que veían el baloncesto como un espectáculo o una moda está siendo brutal. La ampliación del pabellón propicia que el ambiente sea todavía más desangelado y en no pocas ocasiones se escucha demasiado nítido el roce de las zapatillas sobre el parqué, sin duda el sonido más desagradable del mundo del baloncesto. Curiosamente, esta bajada en los registros del pabellón de Betoño contrasta con el incremento que se está viviendo en Mendizorroza. Ahí Querejeta sí puede esbozar una sonrisa cuando mira a su alrededor. Desde la temporada del ascenso, cada vez más gente se ha enganchado al Deportivo Alavés, que sigue creciendo en unas gradas que presentan uno de los ambientes más espectaculares de todo el fútbol estatal. Viven los dos clubes un curioso cruce de caminos. Uno baja; el otro sube. Mucho cemento en el Buesa Arena; mucha gente en Mendizorroza.
Los 8.226 espectadores -siempre según las cifras que ofrece el club- que asistieron a la semifinal de la Supercopa contra el Barça suponen el tope en los tres partidos en tres competiciones distintas que el Laboral Kutxa ha disputado esta campaña. Contra el Unicaja, en el estreno liguero, asistieron 7.869 personas, cifra que quedó rebajada hasta los 7.689 asistentes en el primer partido de la Euroliga frente al Neptunas Klaipeda, lo que supuso que ni siquiera se alcanzase la media entrada en un pabellón que, desde su última reforma, puede acoger a 15.504 espectadores.
Si en la Liga ACB la cifra, en comparación con el resto, no es tan preocupante, llama la atención el decrecimiento que se ha vivido en la Euroliga. El la competición doméstica, con tres jornadas disputadas, solo en cinco de los 26 encuentros restantes se ha superado el registro del Buesa Arena. Real Madrid (2), Bilbao (2) y Valencia son los únicos que han mejorado el registro baskonista dentro de una ACB que necesita un lavado de cara y una regeneración urgente, ya que en no pocas canchas apenas se congregan poco más de dos millares de personas. Eso sí, el registro del club vitoriano en la primera jornada queda lejos de la media de 9.188 espectadores que congregó la última temporada, una cifra que ya bajó con respecto al anterior curso, que fue de 9.907. Y eso a pesar de que en los últimos meses las cifras de asistencia bajaron considerablemente (6.824 frente al Fuenlabrada como mínimo y otros cuatro registros por debajo del marcado ante Unicaja) por culpa del bajo rendimiento del equipo de Sergio Scariolo.
Más llamativas son las cifras en la máxima competición continental, que tiene un poder de convocatoria en Vitoria habitualmente superior. Pues ni así, aunque también es cierto que el rival en poco acompañaba. El Buesa Arena registró la novena asistencia de los doce partidos disputados en la primera jornada. Muy lejos queda la media de 9.800 espectadores que el Baskonia presentó en la última Euroliga, cuando el partido que presentó un registro más bajo fue el penúltimo del Top 16, ya sin nada en juego, ante el Milán con 8.246 asistentes Y más todavía la media de 12.062 espectadores en la competición continental del curso 2012-13. Todo un reflejo de la pérdida de atractivo de un Baskonia que está sufriendo la desertificación de un pabellón que fue renovado para convertirse en un importante sostén económico del club pero que con su actual ambiente desangelado en poco beneficia al equipo.
al alza El Laboral Kutxa se desinfla progresivamente tras haber alcanzado las más altas cotas deportivas, mientras que el Alavés recupera músculo tras haber estado hundido en el fondo de un oscuro pozo. La etapa de Dmitry Piterman y el descenso de categorías progresivo hasta Segunda B propiciaron que Mendizorroza se vaciase. Todo cambió de la mano de un Natxo González que ingenió un equipo que acabó logrando el ascenso al mismo tiempo que recuperaba la ilusión del alavesismo, durante mucho tiempo socavada. La buena trayectoria del cuadro albiazul durante todo el curso ejerció de efecto llamada de cara al decisivo final de la temporada, con los 18.049 espectadores que presenciaron el ascenso contra el Jaén como tope en una competición liguera en la que se registró una media de 8.671 seguidores por partido añadidos los dos partidos de Copa entre los que se encuentrea la eliminatoria de Copa contra el Barcelona que propició que se colgase el cartel de completo en un estadio del Paseo de Cervantes que se llenó con 19.840 personas.
En el regreso a Segunda División la presencia de público en las gradas de Mendizorroza se incrementó de manera notable. La cifra de abonados subió con el tirón del ascenso y muchos de los que acompañaron al equipo en los partidos determinantes del curso anterior decidieron sacarse el carné. Y, a pesar de que el equipo sufrió de lo lindo durante toda la temporada, la asistencia al campo se fue incrementando con el paso de los meses firmándose en los dos últimos meses de competición los mejores registros de asistencia del año con el tope en la penúltima jornada ante el Numancia con 14.356 presentes para cerrar el curso con una media de 9.872 espectadores que, por primera vez en muchos años, superaba a la del Buesa Arena (9.443 contando las dos competiciones).
De nuevo, el apoteósico final de temporada ejerció de efecto llamada en las filas futboleras. Así, antes de que finalizase el mes de agosto, y todavía sin arrancar la competición, la entidad del Paseo de Cervantes superaba los 9.000 abonados. No ha habido nuevas cifras por parte del club desde entonces, pero se estima que son un mínimo de 9.500 los socios alavesistas, una cantidad sensiblemente superior a los 8.500 que hace poco más de una semana anunció el Baskonia.
Los registros en los primeros partidos del nuevo curso son notables, con una media de 9.340 espectadores que supone la octava mejor marca en la Liga Adelante y que mejora muchos de los registros de Primera División. También los que presenta un Baskonia que, al contrario que el Alavés, ha pagado sus últimas malas temporadas con una pérdida de los que otrora eran sus fieles. Tendencias cambiadas. Cada vez más cemento en el Buesa Arena; cada vez más gente en Mendizorroza.