olite - A Titín III las tardes de frontón en Tricio le construyeron de una materia distinta, le ataron al espectáculo y a la cabezonería de la victoria. No le gusta ver el 22 en contra al riojano, como a ninguno, pero en su andamiaje se encuentra la petición del triunfo por encima de todo: por encima de su salud, de su cabeza, de sus rodillas; por encima del adversario y por encima de sí mismo. Y es que, aun con tardes emborronadas por días sin chispa y más oscuros que claros, la virtud de Augusto ha sido siempre la de amanecer Titín sobre cualquier cosa. Terco y luchador, en su presencia destaca el impulso de la pelota riojana y la revolución marcada a golpe de gancho. Con él, y con alguno más, llegó la revuelta, la grandeza, el cambio de velocidad y la pelota en technicolor. Con su irrupción llegó la tele, los frontones a reventar, generaciones enganchadas y la locura: como la que protagonizó el aterrizaje de Aspe en el panorama manista en una suerte de culebrón que germinó con el de Tricio en la operadora eibarresa, división en la mano profesional y acabó con una calma chicha en forma de Liga de Empresas que supone el pilar fundamental de lo que hoy es y a lo que puede aspirar la mano con Aspe y Asegarce unidas.
Y Titín se construyó distinto a lo establecido y cimentó lo que en la actualidad es una de las canteras más fértiles del panorama: la de La Rioja, con él como punta de lanza y chavales como David Merino, Miguel Merino, Gorka Esteban, Cecilio Valgañón, Álvaro Untoria, Víctor Esteban, Jorge Rico o el fichaje de Aspe Darío Gómez como acólitos. “Nosotros cuando empezamos en el centro de entrenamiento de Titín, él estaba con Capellán, Joaquín Plaza y toda esa gente. Nosotros fuimos muy jóvenes y como persona nos admitió como si fuéramos uno más, sin contar con que éramos aficionados o unos chavales. En ese aspecto tenemos que estar agradecidos”, confiesa David, icono de la nueva generación riojana y campeón del Parejas con Augusto en 2012 casi imberbe de profesionalismo. Para Miguel Merino, hermano mayor de David, la figura del caracolero “es un icono. Empezamos con ellos y pudimos aprender un poco, pero no solo a nivel deportivo sino como personas”.
No obstante, el deslumbrante paso de Titín eclipsa casi toda la vida de los cuatro veinteañeros riojanos de Aspe, que, además de compartir empresa, entrenan a diario juntos. Dice Gorka que “para mí, como para todos los pelotazales riojanos, es un ídolo. Todos los que hemos vivido la pelota desde pequeños le hemos tenido como referencia. Que nos diese el placer de entrenar con él, convivir con él y vivir como vive la pelota él, es todo un honor”. Algo mayor que el resto del grupo, Cecilio Valgañón es un tipo tranquilo y con pose relajada que confiesa que, aunque él sea zaguero, “es una referencia. Sobre todo, al ver cómo ha trabajado. Nosotros intentaremos hacer lo mismo que ha hecho él, que le ha ido muy bien, aunque sepamos que no nos vaya a ir igual. Por lo menos, daremos hasta lo que podamos, siguiendo sus pasos. Es la clave: entrenar, no faltar ni un día y preocuparse siempre”.
Las bodas de Titín “Lo que ha hecho Titín de joven, por cómo jugaba, fue cambiar la forma de jugar según dicen. Lo ha dado todo en el frontón, ya sea en partido de fiestas en cualquier pueblo o en un campeonato. Siempre se ha exprimido. Tenemos que fijarnos mucho en eso. Es pura casta”, analiza Merino II, quien apostilla que “la gente le admira porque es un deportista nato que lo da todo en todos los lados. En ese aspecto, el público le agradece mucho su despliegue”.
Siendo la prole riojana, tal y como cuenta Gorka, el Adarraga es el bastión de Augusto. “Tú ves el Adarraga cuando juega Titín y es distinto: desde el ambiente hasta todo lo demás. Lo estamos viviendo con él y poder vivir así el frontón es una experiencia distinta”, determina. Cecilio declara algo parecido: “Titín desata pasiones en La Rioja. Allí adonde va todo el mundo le conoce, todo el mundo quiere sacarse fotos con él, todo el mundo quiere hablar con él... Alguno quería que le casara. (Risas). Desde que es concejal, más de uno se lo pide”.
Cuenta Miguel Merino que la situación actual del delantero de Tricio como concejal ha servido de caldo de cultivo de muchas anécdotas. De hecho, cuando ganaron San Mateo en 2012 su hermano y el caracolero ante Pablo Berasaluze y Jon Ander Albisu, se desarrolló una de ellas. “Un hombre le dijo a su novia que la única forma de casarse era que ganaran San Mateo”, desvela el de Villar de Torre. En un encuentro que se decidió por bien poco (22-19), los riojanos fueron profetas en su tierra y, en la puerta del vestuario, esperó aquella mujer. Evoca Cecilio que “no la dejaban entrar al vestuario y estuvo esperando y pidiendo que saliera Augusto”. Salió y se lo pidió, que Titín oficiara su boda, que les casara, “porque solo se casaba con su marido si era Titín el que lo oficiaba. Era la única manera. Y les casó”, concluye Cecilio. “Del frontón al altar”, manifiesta entre risas Merino II.
La convivencia “De pequeños entrenábamos con Capellán en Ezcaray y le veíamos allí arriba. Le veías en la tele a los dos. Con 15 ó 16 ya bajamos a Logroño a entrenar y les seguimos viendo como eso, como ídolos, pero en un solo día te das cuenta de que son personas normales y te tratan como a uno más. Les ves como los más grandes, pero también como unos amigos al fin y al cabo”, explica Merino II; mientras que Cecilio confiesa que “yo los veía, tanto a Titín como a Cape, Rai o Del Rey, con admiración y cierto respeto. Ibas un poco asustado, pero en una semana dan confianza máxima y te tratan como a uno más. Son fenomenales”. En el epílogo de la carrera deportiva de Titín, Gorka, heredero de su arte delante, afirma que “hemos vivido todo lo que quedaba y disfrutado todo lo que nos puede dar hasta que se retire. Luego, ya veremos”.