Bilbao - Anunciaba Aspe mediante su página web el jueves que Beñat Rezusta continuaría en su disciplina cuatro años más y mientras el bergararra se aferraba a la filosofía de Cholo Simeone. “Partido a partido”. Una disciplina que vale una Liga. Descubierto desde hace meses como un pegador zurdo de potencia enorme en su brazo izquierdo, es un zaguero dominador, cerrado con su perfil bueno y distinto, muy distinto. No había ningún guardaespaldas de sus características desde hacía muchos años. Con su buen juego, Rezusta se ganó la mejora de su contrato -que comenzó en verano de 2013 y que acababa en 2015- hasta el 1 de agosto de 2018. Es decir, tres años más. Hasta los 25. “Estoy muy contento por la renovación. Igual sí que esperaba que me llamaran para renovar antes de que se acabara mi vinculación con Aspe, pero no tan pronto. Me quedan cuatro años y estoy muy a gusto”, confiesa el de Bergara. No en vano, el zurdo, en progresión geométrica desde que debutó, es una de las últimas sensaciones en los cuadros largos de Aspe, donde la operadora ha acertado en sus fichajes en los últimos cursos. Destacan Merino II, Zabaleta, Tolosa o el mismo Rezusta. Jóvenes de distintas características y con un futuro realmente prometedor por delante.
Así, el de Bergara afronta con “mayor tranquilidad” su etapa manista. Y es que, con poco más de un año en el ruedo profesional, aún se encuentra en etapa de formación y aprendizaje. “Yo voy a intentar seguir como hasta ahora y seguir mejorando. Ese margen te da más tranquilidad, pero primero me centraré en el verano. Poco a poco iremos mejorando”, confiesa. Aun así, dispone de la confianza de Aspe, que considera que se ha ganado el contrato en la cancha. De hecho, su facilidad a la hora de mover la pelota con la izquierda ha sido en gran parte el cimiento de la victoria en el Parejas de Segunda junto a Erik Jaka y, en el Manomanista de plata, donde se alzó como campeón, fue su mejor arma. Aunque con la diestra no termina de encontrarse, su poderosa zurda y cómo se pone a la pelota, andando mucho en la cancha, le auguran un verano importante. Pero se amarra al cholismo. “Aquí no hay otra receta que ir paso a paso. Entrenar todas las semanas igual e ir mejorando. No hay ningún truco”, determina y apostilla que “adelantarte a los acontecimientos no vale para nada. Hay que seguir eso de partido a partido y no pensar en lo que va a pasar en septiembre. Un día u otro puede cambiar todo”.
Ya debutó en Primera en San Fermín, aunque confiesa que “no me esperaba para nada verme así en solo un año como profesional. Siempre he dicho que tenía ese miedo a debutar porque cambia todo: los contrarios, las pelotas y todo. Al principio me costó un poco, pero me he sabido adaptar. A ver si de ahora en adelante sigo igual. Al final, jugar partidos de Primera también cambia y a ver si me adapto bien”. Con luces y sombras en la feria navarra, sí que toma notas con cierta autocrítica. “El primer partido fue malo, entregué pelota y Pablo delante te hace lo que quiere. Los otros dos partidos, uno de torneo y otro del Desafío del Vino, estuve un poco mejor. Ha sido mi primera experiencia en Primera y, a pesar de que el primer partido fue bastante malo, yo me encontré a gusto. Me lo tomo como algo para aprender y seguir trabajando”, revela Rezusta.