la final fue una exhibición de Juan. Hizo un partidazo, estuvo a tope con la derecha de principio a fin y desarboló a Julen sacándole del frontón a pelotazos. Comenzar el partido con el saque a favor fue importante, sin duda. Lo supo aprovechar y eso le permitió jugar mucho de cara, con el viento a favor, sintiéndose cómodo al coger una amplia ventaja de inicio en el marcador. En cuanto al estado anímico, he de decir que le vi muy tranquilo desde el primer tanto, haciendo gala de un gran poder y, cada vez que era necesario, respondiendo también bien con la izquierda, a pesar de tenerla dañada y tener que sufrir en cada remate que realizaba con ella.

Por todo lo comentado, el premio de la txapela es más que merecido para él. Lleva mucho tiempo sufriendo con esa mano, no ha podido realizar entrenamientos decentes a la altura de lo que se jugaba ayer en el Atano III y ha tenido que ir partido a partido intentando aprovechar su derecha. En la final, hizo las cosas como las tenía que hacer y Julen plantó cara lo mejor que pudo, pero Juan le dio una velocidad superior al partido y eso marca las diferencias en este tipo de encuentros. Aun así, no es menos cierto que tras el 10-6, con cinco tantos seguidos de Julen, vi el partido algo más igualado, aunque en el fondo se veía a Juan con mucha chispa y con el juego suficiente para afrontar el resto del partido con plenas garantías de éxito.

Juan lleva muchos años demostrando que está a un gran nivel y, a pesar de haber perdido las dos últimas finales del Manomanista contra Aimar Olaizola, ha seguido ahí y ha conseguido sumar su quinta txapela. Personalmente, estoy muy contento por la regularidad que está demostrando en los últimos campeonatos y, aunque siempre existe la posibilidad de ganar o perder, él está ahí y esta txapela es más que merecida para él. Además, es la quinta en esta modalidad y eso ayuda a ser recordado de una manera aún más especial por lo mucho que supone.

La razón es muy sencilla. Pese al orgullo que produce pelear por todas las txapelas, puedes estar muchos años en lo más alto, que si no ganas ninguna no serás recordado como uno de los grandes. En ese sentido, Juan ha logrado sumar un nuevo campeonato Manomanista a su palmarés y eso, además de ser algo muy meritorio, le ayudará a ser recordado en el futuro de una manera muy bonita y especial. En Donostia vimos a un pelotari gozar mucho con su derecha, hasta el punto de ser capaz de decantar así la final ante un rival que hizo todo lo que pudo por evitar la derrota. Pero Juan fue superior.