donostia - “¿Qué tal están?”, pregunta Julián Retegi a su hijo. Le cuestiona por las manos, que admite tener golpeadas. El pelotari más laureado de todos los tiempos acompaña desde la silla a Julen, que quiere coronarse en el Atano III.

El trabajo de Julen ya está hecho y apenas quedan unos días para la gran final del Manomanista, ¿qué consejo se le puede dar ahora? ¿Quizás mejor no decir nada?

-Lo que dice, quizás sea mejor no decir nada o solo dos cositas. El trabajo ya está hecho, el domingo llegará y ahí es dónde hay que rendir. Lo que se pueda decir a partir de ahora no sé si es beneficioso, pero es verdad que cuanto menos hables del tema, mejor.

¿Es fácil? Al fin y al cabo, en su familia viven la pelota a flor de piel.

-Desconectar uno mismo es muy difícil. Julen es el que va a jugar y sin querer te viene. Si es como yo, te viene a la cabeza el partido que tienes en mente. Preocupa a partir de la elección de material. Por la calle, no hay persona que no te diga: “A ver el domingo” o “a ver si ganas”. Por mucho que tú olvides un poco la final, te lo hacen recordar. Es muy duro. Eso consume mucho el cuerpo.

Entre eso, las posibles dudas por la derecha, la cabeza no para de darle vueltas al mismo tema. Eso agota también.

-Hoy -por ayer- ha sido un entrenamiento suave. Yo era partidario de pedir una semana más de aplazamiento. No perjudicaba a nadie: ni a las empresas ni al torneo de San Fermín. Son siete días e Irujo no está en él y Julen está anunciado en parejas, pero del 29 al 6 no había acontecimientos que fueran preocupantes para la final. Él prefiere jugar el 29, ha hecho unos entrenamientos buenos y el domingo estoy convencido de que va a estar bien.

Julen vivió un momento crítico en el mano a mano frente a Ezkurdia, en el que la película podía haber cambiado, ¿no cree?

-Sí. Esas películas ya las ha vivido Julen otros años. Lleva tiempo jugando a pelota muy bien y por cualquier circunstancia, como un mal de manos en el caso del año pasado contra Barriola que iba 20-10, a él se le hacía un cortocircuito cuando iba ganando y había cierto miedo cuando iba por delante, no sé por qué. Le ha pasado contra Barriola y contra varios. Con otros pelotaris siempre ha llevado los partidos bien, pero no es como dice la gente que se le termina el físico, no es eso. Es psicológico. Justo contra Ezkurdia le pasó lo mismo. Joseba venía de jugar un partido, más rodado, y Julen tenía mucha preocupación. Aun así, hizo una exhibición hasta el 17-4. Entonces, Ezkurdia entró en juego y la reacción que tuvo es lo que no había tenido otros años. Reaccionó bien. Con el 17 iguales hizo unos tantos y se fue a 22. A partir de ahí, ha cogido confianza en sí mismo. Yo siempre le he dicho que cogiera esa fe en sí mismo.

¡Qué importante es eso!

-Así es. Muchas veces se habla de mala o buena suerte, y yo no creo en la buena, pero hay que tener fe de que en una hora vas a corregir los fallos, sean dos o tres. Tienes que tener fe en que puedes darle la vuelta. Este año, al menos, ha cogido un punto muy importante.

Muchas veces se hablaba que se le acababa la gasolina, ¿considera que no es así?

-Julen es un cuerpo tardío. Si le hubiera faltado gasolina no se hubiera puesto 20-10 contra Barriola el año pasado y tampoco 17-4 contra Ezkurdia. Son detalles psicológicos. Julen sí que tiene ese cuerpo todavía sin cerrar, sin formar del todo. Con la edad uno se transforma, son ciclos, y está entrando en ese cuerpo maduro. En mis tiempos teníamos el dicho: “Cuando le salga la barba”. Se ve que está cogiendo mayor musculatura. Eso se ha notado mucho.

¿Este campeonato tendrá una influencia positiva en la forma de afrontar los partidos de Julen?

-Yo creo que sí. Uno no sabe dónde está el límite. Lo que sí es cierto es que impondrá más al contrario al ver a un tío más desarrollado y con confianza. Cosa que hasta ahora no ha pasado. Julen siempre había parecido el juvenil. Yo creo que le viene de genética. A mí con 24 o 25 años no me dejaban entrar en el cine si no enseñaba el carné de identidad. Pero los tiempos han cambiado. Entonces yo venía de trabajar desde los 14 años con trabajos durísimos y para nosotros jugar a pelota era un juego. Ahora es un trabajo duro, pero hay que entender que es jugar. Ese punto que tenía yo de desarrollo, en plan dureza, eso se trabaja de otra forma ahora. Eso le ha pasado un poco a Julen. ¿Por qué digo esto? Porque si Julen tiene suerte con las lesiones no va a ser un pelotari que se va a acabar con 35 años. Su cuerpo se va desarrollando y lo tiene agraciado. Va a ser un delantero muy duradero.

Después de una trayectoria como la suya, larga y fructífera, ¿es difícil meterse en el partido del otro desde la silla?

-Ahora mismo no hay ningún problema. Sí que ha habido años más difíciles. Siempre he tenido fe en él y la sigo teniendo, porque siempre he dicho que es pelotari al cien por cien. Llegó a ganar a Olaizola II, que pocos lo han hecho. Son detalles que algunos no han querido ver y yo sí. Entonces sí sufría, porque estaba casi jugando yo mismo. Quería echarle una mano. Ahora, Julen asume la responsabilidad y yo le aconsejo. Poco más. El día del partido no merece la pena aconsejarle grandes cosas porque le descentras. Él sabe todo lo que hay que hacer en la cancha.

Julen, además, recalcaba en alguna entrevista que también había madurado personalmente.

-Sin duda alguna. Cuando uno madura la cabeza funciona mejor, para bien o para mal. Todo lo haces más meditado e, incluso, premeditado.

¿Cuesta cambiar el chip de aita a botillero?

-No. Yo toda la vida he estado ahí y ser botillero me gusta. Yo me siento pelotari y me moriré siéndolo. De botillero, con Julen y bastantes más, estoy encantado de la vida. De fuera se ven muchas cosas, muchos detalles. Cada maestrillo tiene su librillo y el alumno es el que tiene que sacarse las castañas. Esto es como la universidad: por muy listo que seas, los profesores te dan los trabajos para hacer y, si no los haces, es tu problema. Pero ya te aconsejan.

Cuenta que desde fuera se ven más cosas que de dentro...

-Sí. Pero tampoco hay que confundirse. Desde fuera se ve tanto y tan fácil, aunque desde dentro es muy, pero que muy, complicado. Hay cosas que sí puedes aconsejar y cosas que no. No hay que meterse demasiado. Lo ves fácil, pero sabes que es muy complicado. La pelota, cuando se juega es como la vida misma, se pueden decir muchos detalles: dejada, aire o lo que sea, pero decirle todo eso le vuelve loco al pelotari.

Estamos hablando de que el Manomanista es una disciplina en la que dos pelotaris se enfrentan a 36 metros y una pelota.

-Y hay que controlar todo. Es el único deporte en el que tú, cuando tienes dominado al contrario, no le ves. En todos los deportes, cuando les ves K.O. están delante. Aquí cuando les tienes a huevo ni les ves. No sabes dónde está el contrario y qué puede hacer.

¿El mano a mano es lo máximo?

-Se ha hecho mala labor con el mano a mano. No le tiene por qué gustar a todos, pero se ha demostrado que es el que da y quita y el que quita y da. En el mano a mano ya empiezas marcando quiénes son los válidos. Todos no valen.

¿El resto de modalidades?

-El Parejas, nanai. No conozco a nadie que no haya jugado una final. Incluso hay campeones que han mandado a casa con 30 años. ¿Qué es el Parejas? Un deporte muy bonito y de mucha intuición, pero no se puede comparar con el Manomanista. Con el Cuatro y Medio pasa lo mismo, está bien organizado porque no todos los pelotaris valen para el Manomanista. Ahí no hay excusas, o vales o no vales. Por cierto, muy bueno el Cuatro y Medio. Aun así, el rey de la pelota es el mano a mano.

¿Alguna vez ha sentido que no se le llegaba a darle el mérito que tenía en ciertas ocasiones a Julen o que se le ha tratado mal?

-Decir en qué se le ha tratado bien o mal es una equivocación. Uno está en la cancha y juega lo que sabe. Que suelen ser distintos los comentarios sobre un deportista y sobre otro, eso está demostrado. En la pelota eso no es bueno. Julen ha estado dando la talla a un nivel muy alto y está en la final. Ahora yo pregunto: ¿Julen es de Segunda? Porque no se había hablado de él en Primera. Con Idoate pasa lo mismo. Es mi opinión. En la historia de la pelota no ha pasado nunca que un pelotari de Segunda llegue a la final. Hay que tener cuidado a la hora de fomentar a los pelotaris, cada uno sabe lo que le gusta. Es como que en la Liga el Valencia juegue en Segunda. Aquí ha ocurrido.

Sentirse en el mapa, ¿no?

-Sentirse en el grupo. Es un grupo donde todos se llevan muy bien y son colegas, pero a cada pelotari hay que tenerle un trato especial. Pero eso pasa en todos los lados.

¿A Martínez de Irujo se le puede quitar el cartel de favorito?

-No. Según el botillero, mi amigo Eugi, dice que hay tres escalones con todos estos y que además hay campeones para rato. Ahí sí que no estoy de acuerdo, pero sí es favorito. Aquí hay que tener cuidado porque los escalones pueden ser de carcoma.

¿Hay algún guion para la final?

-No. La táctica te la pone el contrario. Por muchas estrategias, el contrario te pone el ritmo. En la cancha, uno tiene que ser inteligente.

¿Cómo esperan la izquierda de Juan?

-Al cien por cien. Más que nada por tiempo.

Mejor esperarle así.

-Sí. Mejor esperar lo peor.

Julen acumula tres partidos con 300 pelotazos pasados ¿será partido duro?

-No creo. Irujo es otro tipo de pelotari. Seguramente busque dominar y dominará. Por ello, el favorito es Juan. Pero no veo una final tan larga.

¿Es un problema ser tan favorito?

-No. Juan lo tiene superado. Además, es un tío de casta. Si fuera más apagado diría que no le pusiéramos de favorito, pero si tiene algo bueno es que es un delantero de raza.