Australia2
Holanda3
AUSTRALIA: Ryan; McGowan, Wilkinson, Spiranovic, Davidson; Mckay, Jedinak; Leckie, Bresciano (Min. 53: Bozanic), Oar (Min. 78, Taggart); Cahill (Min. 71, Halloran).
HOLANDA: Cillessen; Janmaat, Vlaar, De Vrij, Martins Indi (Min. 46, Depay), Blind; De Guzmán (Min. 79, Wijnaldum), De Jong, Sneijder, Robben; y Van Persie (Min. 87, Lens).
Goles: 0-1: Min.20; Robben. 1-1: Min. 21; Cahill. 2-1: Min. 55; Jedinak, de penalti. 2-2; Min. 58; Van Persie. 2-3: Min. 67; Depay.
Árbitro: Djamel Haimoudi (Argelia). Mostró tarjeta amarilla a Cahill y Van Persie.
Incidencias: Cerca de 40.000 espectadorese en el Estadio Beira-Rio de Porto Alegre.
PORTO ALEGRE - Australia aprendió ayer una viejísima lección que quizás no conociera: en el fútbol, quien perdona lo paga. Los oceánicos jugaron mejor que Holanda, pero la dejaron con vida y encontraron el castigo de una derrota que su entusiasmo y su fútbol no merecieron. Los discípulos de Louis Van Gaal, lejos de la intensidad que mostraron ante España, estuvieron cerca de pegar un petardazo, pero su oficio les permitió aprovechar los errores de la defensa australiana para poner casi los dos pies en octavos de final. Holanda no tiene culpa de los fallos ajenos, pero está viviendo de ellos.
Australia miró a los ojos a los oranjes y jugó con la máxima ambición ante un enemigo que no renunció a su defensa de tres centrales. El balón iba de un lado a otro a alto ritmo hasta que Robben encontró un pasillo hasta el área para definir con un tiro cruzado de los suyos. Ese gol debería haber templado el juego, pero Cahill respondió un minuto después con un golazo, una volea impresionante que opositará a uno de los mejores tantos del torneo.
Con esa acción, Australia creció mientras Holanda seguía adormecida, probablemente confiada, sin poder conectar con sus delanteros porque la defensa del equipo de Ange Postecoglu no perdía el sitio y tampoco Van Gaal tiene en el medio gente creativa. Bresciano, con un disparo alto, y Spiranovic, con un remate mordido dentro del área, desperdiciaron dos buenas oportunidades antes del descanso. Pero la recompensa llegó de forma discutible, con un penalti que señaló el argelino Haimoudi en una mano de Janmaat que pareció involuntaria.
Inexperiencia Jedinak marcó con calidad y el partido se puso muy interesante porque ese resultado daba opciones a todos dentro del grupo. Sin embargo, a los aussies les faltó experiencia para parar el juego. Tampoco tuvieron tiempo porque, solo tres minutos después, Van Persie no perdonó una mala salida al fuera de juego para fusilar a Ryan y salir del apuro en que se había metido Holanda por pura dejadez.
El choque siguió descontrolado y Australia no cejaba en su empeño ante una defensa que, por momentos, hacía aguas. En otra llegada clarísima al área de Cillessen, Oar renunció a un remate franco y mandó un pase, más bien pedrada, a Leckie que éste no pudo rematar más que con el pecho sin ningún peligro. Los australianos lo lamentaron un minuto después cuando su portero se tragó un disparó potente, lejano, pero parable, de Memphis Depay.
Este gol fue un mazazo del que Australia no pudo reponerse. La salidas de un agotado Cahill le dejó sin pólvora arriba y Holanda, ya sí, se puso seria para controlar la avalancha de balones aéreos, que fue el último recurso de un equipo mucho más que digno. La inspiración de Robben y Van Persie alimenta hasta ahora a la otrora naranja mecánica, que puede presumir de pragmatismo y de no rechazar los regalos.