río de janeiro - La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió los costes de organizar el Mundial de Fútbol, prometió castigar a la corrupción y pidió a sus compatriotas que den una cálida bienvenida a los aficionados.
Tras un año de protestas por los cerca de 11.000 millones de dólares que Brasil ha gastado para organizar la Copa del Mundo, Rousseff aseguró que las inversiones en estadios, aeropuertos y otras obras brindarían beneficios de largo plazo al país.
"Nosotros hicimos todo esto por y para los brasileños", sostuvo la mandataria. El torneo brasileño es el Mundial más caro desde que la competición comenzó hace 84 años.
Rousseff buscó subrayar lo que se ha logrado, mientras los residentes de las 12 ciudades que serán sedes de los partidos se quejan que muchos de los proyectos prometidos enfrentan demoras o nunca se materializaron.
La dirigente destacó que el gasto público en salud y educación está entre las líneas de presupuesto que han crecido más durante su presidencia. En los tres años desde que Brasil comenzó a construir los estadios del Mundial, indicó que el país ha gastado 212 veces más en salud y escuelas que en las canchas.
Debido a la sombra de corrupción que suele acompañar a la FIFA y una larga historia de sobornos en Brasil, muchos brasileños asumen que los altos costos del torneo, las demoras y las promesas incumplidas son resultado de actos ilícitos.
En este sentido, Rousseff aseguró que el país está realizando una auditoria a todos los gastos. "Si se demuestra cualquier irregularidad los responsables serán castigados", dijo. - E.P.