El Mundial de Brasil, el primero que usará medios tecnológicos para confirmar que el balón entra en la portería, no contará con una de las polémicas recurrentes, la de los goles fantasma, aquellos que no subieron al marcador y convirtieron en eternos apellidos como Bakhramov, Bambridge o Larrionda. La utilización de la tecnología de la línea de gol (GLT de acuerdo a sus siglas en inglés), que ayer presentó oficialmente la FIFA en el estadio de Maracaná, significa la mayor revolución aceptada por los dirigentes del fútbol mundial desde su creación.
"El fútbol convive con el error", acostumbraba a decir Joseph Blatter para explicar la reticencia de la FIFA a introducir nuevas tecnologías. En su opinión, el debate que provocaban los fallos arbitrales también formaba parte del fútbol. No importaba, siquiera, que de ello dependiese un título mundial, como el logrado por Inglaterra en 1966. Argumentaba, además, que no se podía estar constantemente interrumpiendo el juego para comprobar si una decisión arbitral era correcta.
Sin embargo, esa posición de la FIFA cambió durante el Mundial de Sudáfrica. Ese muro lo derribó un disparo de Frank Lampard en los octavos de final ante Alemania. El balón botó claramente tras la línea de gol, pero volvió a salir y, ni los asistentes, ni el árbitro lo vieron. Ese tanto hubiese supuesto el empate a dos. La selección inglesa perdió finalmente por 4-1 y Blatter se vio obligado a pedir perdón un día después y a aceptar la tecnología. "La FIFA no puede aceptar que se repita lo que ha sucedido, donde un balón que estaba setenta centímetros dentro, se vio fuera", aseguró.
Tras experimentar sin éxito con un balón inteligente antes del Mundial de Alemania 2006, que emitía un sonido tras pasar la línea de meta, la FIFA se ha decantado por una tecnología que incluye catorce cámaras de alta definición, siete por portería, que graba las imágenes en 3D y envía la palabra Goal al reloj del árbitro, tan sólo un segundo después de que se produzca la acción. El sistema fue probado con éxito en la Premier.
spray y tiempos muertos Además, los árbitros se ayudarán de un spray para marcar sobre el césped los 9,15 metros en los que debe colocarse la barrera y podrán decretar un tiempo muerto para que los jugadores se refresquen a partir de la media hora de juego si la temperatura es superior en ese momento a los 30 grados.