parís - Cuando Ernests Gulbis pone sus cinco sentidos en el tenis, es un jugador muy bueno. Hijo de multimillonario, poco dado al esfuerzo de forma constante y con un carácter que no esquiva la polémica, el letón ha aparecido en su mejor versión en Roland Garros y, de momento, ya le ha alcanzado para llegar a semifinales, su mayor logro en un Grand Slam, donde se medirá a Novak Djokovic.

Gulbis fue un torbellino que se tragó a Thomas Berdych. Partiendo de un servicio poderosísimo, fue comiendo la moral al checo, incapaz de leer lo que le venía con el golpe inicial: el de Jurmala firmó diez saques directos, se anotó el 81% de los puntos con el primer servicio, con el que alcanzó una media de 207 kilómetros por hora y un máximo de 224, para ceder solo tres pelotas de ruptura. Al cabo de dos horas de pelotazos, Ernests Gulbis se había impuesto por 6-3, 6-2 y 6-4 y había encadenado su noveno triunfo consecutivo, ya que llegó a París tras imponerse en el torneo de Niza. Berdych, directamente, ni le vio pasar.

El letón será el penúltimo obstáculo para Djokovic en su carrera por ganar el único Grand Slam que le falta. El serbio también derrotó en tres sets a Milos Raonic (7-5, 7-6 y 6-4) después de dos horas y 22 minutos de juego. Nole lleva un recorrido muy convincente y ayer supo esperar su oportunidad ante el poderoso servicio de su rival. En medio de los 21 aces que colocó el jugador nacido en Podgorica, Djokovic logró colocar sus extraordinarios restos para anotarse 41 puntos y robarle nueve puntos de ruptura a Raonic de los que aprovechó tres.

El tenista afincado en Montreal no pudo, como era normal, imponerse en los intercambios más largos y Djokovic cerró su cuarta presencia consecutiva en semifinales de Roland Garros. Allí le espera el imprevisible Gulbis, que puede ser un genio o un demonio y que solo le ha ganado una vez en cinco enfrentamientos. El serbio haría bien en no fiarse. - R. Calvo