el último cuarto del Baskonia contra el Barça, desde el punto de vista de actitud, fue de lo peor de toda la temporada. El equipo se dejó llevar y no opuso resistencia a un rival que hizo lo que quiso. Independientemente de que el ambiente que rodea al equipo no es el idóneo, debido a las informaciones que han salido en prensa, un jugador no puede dar esa imagen a los que se acercaron al Buesa. El jugador ya tendrá tiempo a partir de ahora de solucionar todos los problemas contractuales con la dirección. Lo que no es de recibo es ver la desidia, el permitir al contrario que se regodee delante de tus narices, que tuvieran tiempo infinito para hacer un tiro o que moviesen el balón sin notar ninguna presión. El Baskonia tiene una organización de Euroliga; un pabellón de Euroliga; entrenador de Euroliga; pero un equipo formado en su mayoría por jugadores en formación. Lo que ha sufrido Scariolo este año con la plantilla no es nada nuevo. Sus predecesores también lo sufrieron. Ivanovic y Tabak tuvieron los mismos problemas con plantillas poco competitivas y faltas de calidad. Es verdad que hay un debate sobre la conveniencia de la continuidad de Sergio o no. Yo digo que figuras del calado de Scariolo, Messina, Obradovic, Ivkovic, Ivanovic o Blatt son entrenadores tácticos de primer nivel que necesitan de jugadores hechos para llevar a cabo su trabajo de la mejor manera. Son técnicos que no están habituados a dirigir a jugadores en formación, que requieren otro perfil de entrenador. Sergio, con veintitantos años, ya entrenaba a la élite y fue campeón de la Lega. Desde entonces, no se ha bajado de ese carro y por lo tanto es un entrenador habituado a dirigir escuadras para ganar títulos, no para formar jugadores. Cuando se encuentra un tipo de equipo como el actual Baskonia se le está sacando de su hábitat natural. Él se ha dado cuenta que contaba con una plantilla mentalmente débil y con muchas carencias tácticas y técnicas. Y se le estaba exigiendo competir como un equipo de Euroliga. Las trayectorias y palmarés de los entrenadores anteriormente nombrados son claramente reconocibles. No es lógico pensar que antes eran los amos del cotarro y ahora no valen para nada. ¿Alguien piensa que con este mismo equipo, Obradovic o Messina, por nombrar a dos de los más reconocidos de Europa, hubieran hecho algo diferente a lo que hemos visto este año? Yo sinceramente creo que no. Que el panorama hubiera sido muy parecido. Algunas voces en el pabellón reclamaron el sábado la vuelta de Dusko. Si tuviéramos memoria histórica, recordaríamos que los dos últimos años de Ivanovic en Vitoria fueron una tortura para él, con partidos muy parecidos al que vimos el sábado. Por tanto, el problema no está en el entrenador, sino en la configuración de la plantilla y en la mentalidad del club. Si en estos tiempos que corren no se puede competir con los grandes, las miras tendrán que ir en otra dirección, tanto en el perfil del entrenador como en el de los jugadores. Desde la dirección técnica se ha apostado por jugadores jóvenes, pero faltos de experiencia. ¿Alguien recuerda cuál era la plantilla de inicio de temporada y qué imagen proyectaba? Los Kaukenas, Kelati, Milko y Hogde, pese a no ser jugadores top, le daban otro empaque al equipo. El equipo presionaba en toda la cancha, jugaba con más sentido, sin tirar a las primeras de cambio, tomando buenas decisiones u ofreciendo un desgaste físico. Y eso con un jugador como Hogde haciendo funciones de base cuando no lo era; con un trotamundos como Kelati; o con un Kaukenas en el final de su carrera. Si el año que viene el club no quiere cometer los mismos errores, debe tener claro hasta dónde puede llegar y cuáles son las personas idóneas para llevar a cabo ese proyecto. No hay peor cosa que poner objetivos por encima de las posibilidades reales. Ello lleva a lo que hemos visto este curso: frustración, desengaño, tristeza, malas sensaciones. Es hora de trabajar duro en los despachos para aclarar ideas y bajar del cielo.