lisboa - La invasión española comenzó a llegar ayer a la capital lusa, donde la avalancha de unos 100.000 hinchas del Real Madrid y el Atlético puede dejar tantos beneficios como dolores de cabeza. Muchos lisboetas se frotan las manos ante la oleada de españoles, que podrían generar unos ingresos de 46 millones de euros en la ciudad.

Los cerveceros portugueses esperan, por ejemplo, aumentar sus ventas más de un 15 % este fin de semana y los hoteles de Lisboa, en algunos casos, han más que triplicado el precio de sus habitaciones. La notable oferta de alojamiento en la ciudad (unas 22.000 habitaciones) se ha visto sobrepasada por la elevadísima demanda y ha propiciado negocios paralelos entre particulares, que alquilan sus casas o habitaciones a precios desorbitados (800 euros en el periférico barrio da Damaia).

Aunque sea una capital con buenas infraestructuras de transporte y haya albergado otros acontecimientos exigentes, las autoridades locales están en alerta. La noche y el alcohol en zonas como el bohemio Bairro Alto o la histórica Baixa pueden crear un explosivo cóctel muy difícil de controlar. Pero Pereira, actual presidente del Observatorio de Seguridad, Criminalidad Organizada y Terrorismo (OSCOT), aseguró que la Policía de Seguridad Pública (PSP) tiene suficiente experiencia para acontecimientos deportivos de magnitud.

Lisboa batirá, de hecho, todos sus récords de tráfico aéreo registrados en un fin de semana con cerca de 650 movimientos diarios entre ayer y el domingo.

La propia PSP coopera con sus homólogos españoles en varios asuntos, entre ellos el control de los hinchas más radicales y, por lo tanto, más proclives a desatar un altercado. Sólo para controlar el viaje de aficionados por carretera y en tren, Lisboa movilizará a más de 600 agentes de la Guardia Nacional Republicana (GNR). En total, se espera que el dispositivo policial supere el millar de efectivos aunque podrá alcanzar los 5.000 en un caso de extrema gravedad. - Efe