lLlegaba la jornada 37 de la Liga Adelante en el mejor momento de los últimos tiempos para el equipo albiazul. Tras unas horribles fechas que lo habían llevado al último puesto de la clasificación, de repente, se había reencontrado con una seguridad defensiva (dos partidos con la portería a cero) que le había reportado dos victorias consecutivas que, aunque no le habían servido para salir de los puestos de descenso, le había devuelto las buenas sensaciones de tiempos pasados. En la tarde de ayer le tocaba rendir visita a la ciudad berciana de Ponferrada para medirse a un conjunto de su misma liga. Y lo hacía con la ilusión y la confianza que le daban los siete puntos conseguidos en los últimos tres choques y la compañía de los más de 600 seguidores que se habían desplazado hasta allí para transmitirle su aliento y apoyo.

En el plano deportivo, Alberto contaba con toda la plantilla salvo el perennemente lesionado Mora y Nano, que desde que ha perdido la titularidad no deja de tener problemas físicos. Me llamó la atención la no convocatoria de Guzmán, una vez más, que después del atolondramiento con el mirandesista Pablo no ha vuelto a jugar un minuto. No sé si es un castigo por su torpeza o por qué pero me parece que si está en las debidas condiciones, tanto físicas como psicológicas, es un jugador muy aprovechable y debe estar entre los 18 citados. No estamos para hacer concesiones a los rivales.

Por tanto, misma citación. Pero si creíamos que el míster albiazul iba a repetir también el once inicial nos sorprendió con la titularidad de Tejera por Emilio. En los primeros compases el españolista participó bastante en el juego de ataque pero poco a poco fue diluyéndose y se dedicó más a tareas defensivas. Después, a los 56 minutos y ya con empate en el marcador, fue el primer jugador albiazul sustituido por otro más defensivo, algo que no entendí. Al final, tampoco comprendí muy bien cuál fue el criterio que siguió para concederle la titularidad y no mantener el mismo once que tan buenos resultados le había reportado. Ya antes de su sustitución, el Alavés se echó unos metros para atrás y dejó a su rival tomar el mando del encuentro que aprovechó para darle la vuelta al marcador. La tercera victoria consecutiva se había esfumado.

La prudencia aconsejaba moderar el optimismo suscitado por los últimos resultados para no vernos decepcionados a las primeras de cambio. Es cierto que la recuperación alavesista era un hecho pero para que pueda hablarse con propiedad de recuperación era necesario haber consolidado la remontada clasificatoria y eso no se ha producido nunca. El encuentro de ayer dejó muy patente que los albiazules no dan su mejor versión ante conjuntos que luchan por su mismo objetivo. Desde la perspectiva actual la permanencia vuelve a quedar un poco más lejos. Por eso hay que insistir en lo bueno que se había hecho y no regresar a errores de otros tiempos.