Barcelona - Se fue Tito Vilanova de la misma manera que llegó, sin hacer ruido y con esa energía que le ha rodeado hasta el último momento. Su vida no fue la misma desde que en 2011 le detectaron un cáncer contra el que luchaba desde entonces.
Nació en Bellcaire de l'Empordà (Girona) el 17 de septiembre de 1968, en el seno de una familia de clase media. Su padre, Joaquim, fue alcalde de esa población de poco más de 600 habitantes entre 1991 y 2003, y la familia regenta un par de bodegas en localidades cercanas. Ingresó en La Masía del Barcelona con 14 años. Allí fue donde conoció a Pep Guardiola, una relación que le marcó desde entonces, y lideró el mejor Barcelona de toda la historia.
De carácter positivista -siempre repetía la frase Todo irá bien-, Vilanova disfrutaba de la música, la vida familiar, las setas, los caracoles, la paella y los canelones de su suegra.
En 1992 se casó con Montse Chaure, una diseñadora gráfica, que es la madre de Carlota, una estudiante de Dirección y Administración de Empresas en ESADE, y de Adrià, un prometedor jugador de las categorías inferiores del Barça. Tito llegó a jugar hasta en el filial, pero tuvo que buscarse su futuro profesional como futbolista lejos de la sombra del Camp Nou. Jugó en el Figueres, Celta de Vigo, Badajoz, Mallorca, Lleida, Elche y Gramenet.
En 2002 dejó el fútbol a causa de problemas en las rodillas e inmediatamente inició su carrera como técnico. En 2003 entrenó al cadete del Barça y posteriormente inició una carrera por diferentes equipos hasta que hizo dúo técnico con Pep Guardiola. A su lado, Vilanova vivió los mejores momentos de su vida deportiva y afrontó el reto de hacerse cargo del primer equipo (el 27 de abril de 2012) ante el adiós de Guardiola.
La Liga de los 100 puntos, lograda mientras luchaba contra su enfermedad, coloca a Vilanova en el rincón reservado a los héroes del Barcelona. Al final, Tito se fue de la misma manera que llegó, sin hacer ruido, y deja una herida en el corazón del barcelonismo. - Efe